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El cuadro: es la pieza central de la bici; une todas las demás partes. Hay cuadros de acero, cromoly (aleación de cromo-molibdeno) y aluminio. Éste último es el material más liviano, pero el más resistente es el cromoly.
El asiento: es una pieza clave, pues en ella descansa el cuerpo. Los hay delgados, anchos, con poco o mucho colchón. Basta subirse a la bici y probar cuál asiento es el más cómodo y adecuado para el uso que se le quiere dar al vehículo.
Los cambios: una bici puede tener hasta 27 cambios de velocidades. Los cambios ayudan a que el pedaleo sea más ligero en caminos con muchas pendientes o para ir más rápido en caminos planos. Tres a 10 cambios son suficientes para andar en bici por la ciudad.
El manubrio: es el control de la bici. En él se apoyan las manos para dirigir la bici, pero también ayuda a definir la posición de la espalda. Para andar en la ciudad, lo más recomendable es mantener una posición erguida, que ayudará a un mayor confort y a tener una visión más completa del trayecto. Para ir rápido, lo mejor es agacharse un poco. Con esto se logra una posición aerodinámica y de menor resistencia al viento.
Las ruedas: las más comunes son las de 26 pulgadas (lo que se conoce como rodado 26). Las bicis híbridas, de turismo y de ruta tienen un rodado 27. Las plegables y las BMX, por lo general, un rodado 20. El rodado depende del tamaño de quien pedalea la bici. Se recomienda también fijarse en el ancho y en el dibujo de la llanta: mientras más ancha y más surcos o picos tenga como dibujo la llanta, el pedaleo será más lento, pero la bicicleta tendrá más agarre en el camino. Si la rueda es delgada y lisa, será más rápida, pero más proclive a derraparse y a poncharse.
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