resumen de mito griego perdido en el mar
En cuanto la luz hubo penetrado en su alcoba, Alción se levantó y descendió hasta la playa, al lugar desde donde había visto por última vez a Ceix, de pie, en la popa de su barco, despidiéndose de ella.
-Oh! pobre marino- dijo- y pobre esposa, si es que estás casado.
Una ola trajo el cuerpo hacia la playa, y Alción pudo ver que era su esposo. Entonces exclamo:
-¡Oh! Amor mío, ¿por qué has regresado a mí de esta manera?
Respuestas
Respuesta:PERDIDO EN EL MAR
LA HISTORIA DE CEIX Y ALCIÓN
El rey Ceix, hijo de la Estrella de la Mañana, caminaba por la playa con su esposa, Alción, hija del rey de los vientos.
-Debo salir en unos días y emprender un largo viaje para visitar el Oráculo de Delfos- le dijo el rey Ceix a su esposa-; pero prometo estar de vuelta en no más de dos meses.
Alción palideció. Sabía que los bruscos vientos del mar abierto eran muy peligrosos.
-Eolo, mi padre, rige los vientos y yo conozco la fuerza que puede desatar durante una gran tormenta. Te lo ruego, si me amas, ¡no te vayas!
El rey Ceix le reafirmó su amor y le prometió regresar pronto, pero la reina no podía consolarse. Algunos días después, mientras él, de pie en la popa de su barco ondeaba la mano despidiéndose, ella se desplomó en la arena y derramó amargas lágrimas. Luego se arrastró hasta su morada y allí comenzó la larga espera del retorno.
...
Una noche, mientras el barco del rey Ceix navegaba por el mar, las olas comenzaron a levantarse.
-¡Retiren los remos! ¡Arríen las velas!- gritó el capitán.
Los hombres, sin embargo, no pudieron oírlo porque los vientos habían comenzado a rugir y el trueno retumbaba en el cielo. El océano lanzaba su espuma hacia las estrellas y los relámpagos iluminaban la noche. Luego, el mar se volvió amarillo y grandes torrentes de agua se precipitaron desde los cielos, mientras las olas azotaban el barco del rey.
Los últimos pensamientos de Ceix fueron para Alción. dirigiéndose a los dioses, gritó:
-¡Conducid mi cuerpo hasta donde esta mi esposa, al otro lado del mar!
Y luego repitió su nombre una y otra vez, hasta que un enorme arco de agua lo arrastró hacia los oscuros abismos del océano. Y entonces ya no hubo más relámpagos ni estrellas, sino una profunda oscuridad.
La Estrella de la Mañana no brilló al amanecer, sino que, apesadumbrada por la muerte de su hijo, permaneció escondida detrás de las nubes.
...
Alción contaba los días que la separaban del retorno de Ceix. Para su bienvenida había tejido una bellísima túnica para él y un vestido para ella. Todos los días quemaba incienso y oraba a Juno, la diosa protectora de las mujeres casadas: quería pedirle que su esposo regresara sano y salvo al hogar.
Al oír la plegarias de Alción, Juno se compadeció de ella; convocó a su mensajera, Iris, la diosa del arco de colores, y la encargó de que se dirigiera al dios Sueño para pedirle que le enviara a Alción un sueño que le revelara cómo su esposo había perecido ahogado en el mar.
Iris partió enseguida, conduciendo a través del firmamento su estela de mil colores, hasta llegar a las sombrías tierras del país cimerio. Allí, en el hueco de una montaña, vivía el dios dios Sueño. Una vez hubo llegado a la caverna del dios, Iris no oyó ni el canto de los pájaros, ni los ladridos de los perros, ni el cacareo de los gansos. Iris sólo pudo escuchar la respiración adormilada del río Leteo en la penumbra, mientras caminaba sobre lechos de amapolas y llegaba al recinto de Sueño.
La diosa del arco iris hizo a un lado los sueños vacíos que iba encontrando a su paso; luego, llegó junto a Sueño que roncaba en su enorme cama de ébano negro. Iris despertó al adormilado dios y le pidió que le enviara un sueño de Alción. Cuando éste hubo aceptado, Iris voló de vuelta al Monte Olimpo, arrastrando consigo todos los colores del arco iris.
Sueño levanto a Morfeo, uno de sus mil hijos, el que podía imitar mejor a los humanos, y le dio instrucciones para que volara en busca de Alción. Luego, volvió a su lecho y dejo que su aletargada cabeza se sumiera de nuevo en el país de los sueños.
Conducido por sus silenciosas alas, Morfeo atravesó las sombras y cuando finalmente llegó a la morada de Alción adoptó la cara y el cuerpo del rey Ceix. Se deslizó dentro de su alcoba y se quedó de pie frente a su lecho.
Explicación:
-¡Oh amada mía, ¿puedes verme? ¿me ha cambiado la muerte?. Ya no abrigues más esperanza de mi retorno. La tempestad hundió mi barco en alta mar, y yo perecí allí pronunciando tu nombre. Levántate ahora llora mi muerte.