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La determinación del tamaño de la nidada (número
de huevos puestos) y el éxito de eclosión (número
de huevos que eclosionan del total de huevos
puestos) provee información fundamental para la
conservación y el manejo de los cocodrilos, ya que
permite evaluar los efectos del ambiente sobre la
incubación y comprender si estos reptiles se están
reproduciendo en forma exitosa (Thorbjarnarson,
1989; Casas-Andreu, 2003).
El cocodrilo de río o americano, Crocodylus
acutus, es una especie ampliamente distribuida
en las costas del Atlántico y el Pacífico de México,
Centroamérica, norte de Sudamérica, diversas islas
caribeñas y el sur de la Florida en los Estados Unidos
(Ernst et al., 1999). Deposita sus huevos en agujeros
excavados en la arena u otra clase de material cerca
de matorrales o áreas arboladas. Los nidos son construidos
generalmente sobre el nivel de inundación
de los márgenes de ríos, pantanos, lagos o lagunas
que habita (Álvarez del Toro y Sigler, 2001; Cifuentes
y Cupul, 2004).
Este comportamiento de anidación no sólo
favorece la incubación de los huevos (desarrollo
del embrión) por efecto de la temperatura; sino
que además permitirá que este factor determine
el sexo de los embriones al final de su desarrollo
(Huchzermeyer, 2003). Asimismo, al ubicar los nidos
en un terreno elevado se evitará su destrucción
por anegación al incrementarse el nivel de la aguas
durante la época de lluvias (Kushland y Mazzotti,
1989; Thorbjarnarson, 1989).
En el caso de la incubación artificial, ésta se
realiza principalmente en las granjas de cultivo en
cautiverio para incrementar el éxito de eclosión al
mantener la temperatura y humedad controladas y
óptimas (Huchzermeyer, 2003).
En el Zoocriadero de Manzanillo en Cuba se ha
logrado registrar un éxito de eclosión del 79,4% (n =
267 huevos incubados) en la incubación artificial del
cocodrilo americano (Cisneros-Suárez et al., 2009).
En Venezuela, el éxito de eclosión ha sido del 65,6%
de un total de 305 huevos incubados (Barros et al.,
2010). En México, se han obtenido registros del 55%
(n= 140 huevos incubados) en nidadas provenientes
de “La Encrucijada” (Sigler, 1999) y del 62% (n= 250
huevos colectados) para el “Cañón del Sumidero”
(Domínguez-Lazo, 2006) en Chiapas; y hasta del
90% (n= 27 huevos incubados) en las instalaciones
del “Reptilario Cipactli” en Puerto Vallarta, Jalisco
(Hernández-Hurtado, 2008).
Desde 1979 el cocodrilo de río o americano, C.
acutus, se encuentra incluido en el Apéndice I de CITES,
en virtud de la declinación de sus poblaciones
por cacería o pérdida de hábitats a lo largo de sus
zonas históricas de distribución (Thorbjarnarson et
al., 2006). Por tal motivo, los resultados de éxito de
eclosión por incubación artificial de puestas entre los
años 2008 a 2010 dentro del programa de manejo
del cocodrilo americano en las instalaciones del
Reptilario Cipactli, Puerto Vallarta, México, presentados
en esta nota, permitirán aportar información
para planear estrategias para el mantenimiento de
poblaciones viables con fines de aprovechamiento
comercial o conservación en sus ecosistemas naturales
(Thorbjarnarson et al., 2006).
Las observaciones de incubación artificial se
realizaron en las instalaciones de la Unidad para la
Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable
de la Vida Silvestre (UMA) “Reptilario Cipactli”
(registro INE/CITES/DGVS-CR-IN-0610-JAL./00),
ubicadas dentro del Centro Universitario de la Costa
de la Universidad de Guadalajara en la ciudad de
Puerto Vallarta, Jalisco, México.
La colecta de huevos se efectuó en el mes de
marzo de los años 2008, 2009 y 2010, dentro de
montículos de arena colocados al interior del estanque
(superficie de acuaterrario de 1.300 m2
) de una
hembra (talla de 2,70 m) y un macho (talla 3,20 m
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