• Asignatura: Geografía
  • Autor: magaliaraujo2222222
  • hace 6 años

Cuento "El Abanico", ¿por qué del título?

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Respuesta dada por: KIMBERLY097
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?Cuento "El Abanico", ¿por qué del título?

gueros esperaban la embestida de la fiera, que, después de recorrer a escape el redondel dos o tres vueltas, distraída y desdeñosa, se fijó, por fin, en aquellas macizas estantiguas ecuestres, en los famélicos bultos que las soportaban, y cuya línea angulosa, desvencijada, se exageraba caricaturesca en la proyección de sombra. Resopló el toro, partió como un rayo, y mientras la puya se le hincaba en la carne, rasgó él con la aguda cuerna el arca del vientre del caballo... Brotó de la rasgadura larga, humeante, todo el paquete intestinal; fiemo y sangre, en hedionda mescolanza, se emplastaron en la arena; las patas del caballo, al querer arrancar en espantada huida, se enredaron en el revoltijo de tripas colgantes, y lo pisotearon y despedazaron, sacudiendo trozos y piltrafas; el jaco, vacío, titubeó, tembló convulsivo sobre sus cuatro remos, y en tanto que el picador se zafaba pesadamente, tumbose desplomado, mascando el aire con bascas de agonía...

Fijamente miraba a Bertina yo. Su perfil, de entre las ondas de la mantilla, salía acentuado, como adelgazado por una contracción nerviosa. Las alas de su nariz delicada, palpitaban, y sus mejillas eran dos hojas de magnolia, recién abierta, tersas y blancas, que jamás ha regado el rocío...

Es indudable que siente -pensé al pronto-. Es el horror lo que hace aletear su corazón y albear su tez. Va a volverse y a decirme que no la traiga más a esta carnicería.

Volvíase Bertina, en efecto. Su rostro, al buscar el mío, sonreía, con travesura deliciosa, con una mezcla de queja y mimo, de resignación y chuscada, que desafiaba el pincel del retratista más expresivo. Y su mano, cual relicario de anillos de pedrería, engaste de la joya más valiosa aún de los deditos ebúrneos y las uñas rosadas, alzaba airosamente el abierto abanico madrileño, poniéndolo como un biombo ante la vista del cuerpo de la sardina despanzurrada, y dejando, a la parte que el país exornado con extravagantes flores no interceptaba, libre el campo para contemplar ávidamente cómo El Pajel iba a parear: una galantería al público, un rasgo de condescendencia del diestro...

-De estas cosas feas, lo mejor es defenderse con el abanico -murmuró, traduciendo a su manera la pregunta de mis ojos-. Porque no viéndolas, ¿verdad?, es lo mismo que si no las hubiese...

-¿Te basta a ti con el abanico? -respondí en el mismo tono confidencial y afable.

-Claro que sí... Ya no se ve ese asco -afirmó, acercando a su nariz el esenciero, que con otros dijes minúsculos colgaba de su cadena de oro.

Me precio de prudente, de hábil, y tardé aún seis meses en retirar de un modo suave e insensible mi candidatura a la mano ensortijada de Bertina. En este tiempo pude cerciorarme de que el sistema del abanico lo aplicaba a todos los casos posibles. Tapar, tapar, que ojos que no ven, corazón que no quiebra... ¡Y yo no quiero un corazón que se regula por la materialidad de los ojos!

-No estaba usted enamorado de Bertina -objeté-. Si lo estuviese, prescindiría de estos tiquis miquis; y aun sin estarlo, debió usted comprender que su actitud era eminentemente social. Nadie hace otra cosa. No se mira lo que no puede evitarse. La sociedad esgrime un abanico inmenso.

Explicación:

espero que te sirva ponle la coronita pliss


KIMBERLY097: porque del titulo
KIMBERLY097: porque , La Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa, 1990, T. III, pp. 33-36).]
KIMBERLY097: ponlela coronita pliss
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