1- Describa en qué consiste “La Ilustración” según Kant. Describa el contexto social, cultural y político en el que el autor escribe este ensayo. 2- Kant afirma que la ilustración es un proceso de salida ¿en qué consiste este proceso y qué es lo que queda atrás?
Respuestas
Respuesta:
¿Recuerdan a Kant el metódico, el hombre-reloj de quien hablamos en la entrega anterior? ¿Recuerdan su paciente y minuciosa dedicación a temas de la más alta teoría? ¿Recuerdan que nació y vivió en una ciudad del frío Báltico? Recordarán también, entonces, que pese a todo lo anterior Kant era también un hombre de mundo: un hombre que disfrutaba de la amistad y de la conversación; un hombre que con pasión se mantenía al tanto de las ideas de su tiempo, y que con similar ansiedad quiso no perderse un detalle de los sucesos que ocurrían en su época. Y vaya época la que le correspondió vivir.
Kant, recordemos, nació en 1724 y murió en 1804. Es decir, atestiguó el fascinante siglo XVIII: atestiguó la Revolución Francesa; observó el desarrollo de aquella revolución científica que siguió a la obra de Newton; vivió en tiempos de grandes escritores y polemistas, como Voltaire y Diderot; en su tiempo se consolidaron las libertades inglesas; la filosofía tuvo protagonistas como Hume y Rousseau; y empezó a agitarse por toda Europa el proyecto de la liberación intelectual del hombre: el proyecto de saber para liberarnos, para dejar atrás las supersticiones y los engaños, para desafiar a la autoridad, para cuestionar el poder de reyes y clérigos. Se escribían con entusiasmo en Europa libros para llevar el conocimiento al hombre: por ejemplo, para poner la ciencia de Newton al alcance de todos; en Francia se confeccionó la colosal Enciclopedia bajo el liderazgo de hombres como D’Alembert y Diderot. Fue, en fin, la época que conocemos como Ilustración.
Las raíces de este fenómeno venían de dos siglos atrás. Cuando los comerciantes de Venecia reclamaban libertades e intercambiaban con hombres de otras culturas; cuando en Italia empezó a redescubrirse la Antigüedad Clásica; y cuando un monje desconocido se atrevió a clavar unas tesis en la puerta de una iglesia, en desafío de la autoridad papal, y con la bandera de que cada hombre tenía la capacidad de ser intérprete de las Escrituras. Siglos de constante despertar habían transcurrido, pero fue en la época de Kant cuando la Ilustración se manifestó de manera más acabada. Y él, hay que decirlo, fue uno de sus grandes protagonistas en Filosofía: al fin y al cabo, la Crítica de la razón pura constituyó un abandono de tradiciones anteriores, y un viraje radical para la filosofía en un mundo en el cual, en adelante, el conocimiento de la realidad vendría de la mano de la observación, la experimentación y la matemática aplicada a ambas.
Kant, que como dijimos en la entrega anterior, fue autor de extensos tratados de Filosofía, fue también autor de ensayos cortos, especialmente en temas de política. Y no por cortos son menos significativos. Entre ellos, tal vez el más famoso por su importancia, y por la bella y entusiasta manera como está escrito, es un artículo breve publicado en 1784 en la Revista Mensual de Berlín (Berlinische Monatsschrift) con el título “Respuesta a la pregunta: ¿qué es la Ilustración?”.
Explicación:
¿Vivimos en una época ilustrada?, se pregunta Kant. No, pero vivimos en una época de Ilustración, responde. Afirmación que viene acompañada de cumplidos para un monarca ilustrado de su país y de su tiempo, Federico II de Prusia. ¿Cuán auténticos son esos cumplidos, o cuán prudenciales son? Nunca lo sabremos.
Uso privado y público de la razón