• Asignatura: Religión
  • Autor: 12sj
  • hace 6 años

Según tu creencia o religión, qué ventajas te da la vida, cuando actúas valorándote a ti misma?

Respuestas

Respuesta dada por: intelectualnicoljoha
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Respuesta:

Ventajas de tener una buena autoestima

Cuando una persona tiene el autoestima alto confía que es capaz de lograr sus metas y propósitos pues tiene un fuerte impacto en la manera de valorarnos, de trazar nuestras metas y lo que deseamos en la vida. Este aspecto te ayudará principalmente en tu salud mental, ya que dejarás de lado las inseguridades.

Explicación:

espero  te ayude

dame corona pliss

Respuesta dada por: ymonsalvopolo
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Respuesta:

Al aproximarnos a la naturaleza de las creencias religiosas, hay dos enfoques que en un principio podrían ayudarnos a comprender mejor este asunto: son el orteguiano y el desarrollado por el antropólogo rumano Mircea Eliade.

Comenzaré por el gran sabio español. Ortega, en trabajos como «Ideas y creencias» o «La razón histórica» realiza un interesante estudio sobre el concepto de creencia a partir de una distinción entre las ideas y las creencias . Bien mirado, esta distinción separa dos tipos de lo que usualmente llamamos creencias. Las ideas serían, o bien los pensamientos que alguien tiene tras un proceso de reflexión o que escucha de otros y que pueden serle útiles o no para sus vidas, o bien nuestra adhesión mental a tales enunciados. Las ideas son construidas por nosotros para comprender lo que nos es desconocido1. En cambio, las que denomina creencias son algo distinto. Él las denomina «creencias auténticas», y es en ellas en las que me centraré2. Las creencias se caracterizan por ser lo contrario de las ideas : no llegamos a ellas tras un proceso reflexivo, sino que operan ya en nosotros de una forma latente al enfrentarnos a la realidad. Son precisamente aquello en lo que no nos ponemos a pensar, lo que damos por supuesto en nuestras acciones. Por ese motivo, no se formulan ni se tienen propiamente, es decir, no las pensamos, sino que las presuponemos en nuestro obrar cotidiano. Como dice Ortega, se está en ellas. Las creencias pueden considerarse como aquellos estados mentales que forman parte de nuestra realidad misma. En este sentido, por ejemplo, no sería adecuado decir que creemos en la teoría de la gravedad, pues ello supone una adhesión intelectual a algo que sólo hemos conocido tras un proceso de reflexión. Esto sería más bien una idea. La creencia no es compatible con esa mediación de nuestro intelecto; es algo que no aceptamos expresamente, sino que damos por supuesto de antemano. Por ejemplo, una creencia sería nuestra confianza en que al salir de casa estará la calle. Esto no es algo en lo que nos paremos a pensar cada vez que abrimos la puerta de casa. Es ese distanciamiento que existe entre nosotros y nuestras ideas el que no se da respecto de las creencias, ya que éstas nos resultan ciertas sin necesidad de reflexión.

La cuestión que deseo plantear ahora es: ¿tienen las creencias religiosas para la persona creyente el estatus de creencia auténtica expuesto por Ortega? Desde el punto de vista de Ortega, podríamos decir que sí. Para Ortega, las creencias surgieron siempre como ideas y ha sido su consolidación en nuestra mente la que las ha convertido en creencias al aceptarlas ya de una manera irreflexiva3. Así, aquellas ideas que en un momento se construyeron para comprender el origen del mundo y el papel del hombre en él recurriendo para ello a un orden trascendente, con el tiempo pasaron a constituir creencias firmes sobre las cuales los creyentes han forjado su modo de vida4. Esta consideración nos enlaza con el segundo enfoque al que me querría referir, siquiera brevemente, el de Mircea Eliade.

Eliade mantiene una concepción holista de las creencias religiosas. Entiende al hombre religioso como aquel que concibe no sólo su vida, sino el conjunto de la realidad, de acuerdo a esas creencias, pues vive en un ambiente impregnado por lo sagrado. Es decir, para él la realidad constitutiva es la de lo sagrado, articulado a través de las creencias . Cree en el origen sagrado del mundo y que su vida personal actualiza todas sus potencialidades desde esa perspectiva religiosa6. En el sentido orteguiano, el creyente está en esas creencias.

Ahora bien, partiendo de la importancia que, en principio, tienen las creencias religiosas en la vida de los creyentes, debemos examinar si las creencias religiosas pueden constituir una base firme para articular la vida de los creyentes. Hay autores, como Michael Perry, que prefieren identificar la religión con la fe y no con un conjunto de creencias determinadas7. En este sentido, una cosa sería la fe y otra distinta las creencias del tipo: «creo en la resurrección de la carne», «creo en la salvación por la fe» o «creo en la predestinación» La persona creyente no es por definición la que expresa creencias como las señaladas, sino propiamente, la persona que tiene fe. Y la fe no se caracteriza, contra lo que habitualmente se piensa, por ser un asentimiento intelectual a unas verdades, sino por ser una actitud de confianza hacia algo, y en especial hacia Dios. Irá siempre ligada a unas creencias, pero mientras éstas pueden cambiar, la fe constituye la actitud vital previa que nos presenta esas creencias como un elemento más de nuestra realidad. Es un modo de orientar la existencia que se puede tener o no, pero no algo mudable en sí mismo, frente a las creencias.

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