Respuestas
El domingo 16 de agosto de 1868, ocurrió un espantoso terremoto en la ciudad de Ibarra y sus contornos; en Ibarra no queda un habitante y en Otavalo y Cotacachi los edificios se van por los suelos. En Ibarra, murieron más de 20.000 habitantes, en Pichincha 100. Por doquier, personas desaladas saquearon. Espinosa designó a García Moreno como Jefe Civil y Militar de Imbabura para que proceda a la reconstrucción de Ibarra, enfrente al hambre, las necesidades y enfermedades; una vez terminados los trabajos de reconstrucción de la ciudad blanca y acogedora los ibarreños retornaron a sus lares queridos desde los llanos de Santa María de la Esperanza, un 28 de abril de 1874.
Fue el más mortífero de los 24 terremotos registrados en el Ecuador desde 1541 hasta esa fecha. Murieron entre 15 y 20 mil personas, y quedaron sin hogar 50 mil. Las lluvias persistentes, la falta de sal a causa de la obstrucción del camino a Salinas (Imbabura), el saqueo de escombros y cadáveres por los indios bajados de los cerros, los asaltos a mano armada y la inoperancia del gobernador de la provincia, Manuel de Zaldumbide, aumentaron el horror del cataclismo. García Moreno se hallaba en el valle de Cayambe, en la hacienda de Guachalá de Juan Aguirre Montúfar, negociando el arriendo de esa propiedad de 12 mil hectáreas, 4.400 vacunos y 18 mil ovejas. Allá fue a verlo el ministro de lo Interior. Eran las cinco de la tarde del 22 de agosto.
Camilo Ponce le pidió a nombre del presidente Espinosa que aceptara la jefatura Civil y Militar de Imbabura con todas las facultades para acudir en auxilio de las víctimas. Pese a que no podía montar a caballo por un tumor en el pie, García Moreno partió al día siguiente a San Pablo del Lago, desde cuyas ruinas lanzó una proclama: "El Supremo Gobierno me ha encargado la honrosa misión de ir a aliviar vuestros sufrimientos... Los malvados ¡tiemblen!". Destituyó al gobernador Zaldumbide, dispuso la construcción de barracas para los heridos, el rescate y la incineración de los cadáveres, la emigración a Quito de los huérfanos y viudas. Elaboró una lista de prioridades: sal, medicinas, desinfectantes, ropa y calzado; alimentos, no "porque hay ganado y granos en abundancia!".
Para el 26 de agosto los caminos estaban reabiertos y los asaltos contenidos. Ese mismo día estuvo en Otavalo y Atuntaqui. Entre el 27 de agosto y el 3 de septiembre visitó El Ambi, Urcuquí, Tumbaviro, Cotacachi y Salinas. Armó hospitales provisionales en La Esperanza, Calpaquí y Cotacachi. El 5 de septiembre informaba: "Me es imposible determinar lo que sea suficiente para remediar la necesidad; bástese decir que todo lo que desde la República pudiera remitirse, aunque fuese medio millón de pesos, no alcanzaría para alimentar, curar, vestir y dar un medio de trabajo a tantos millares de familias enteramente indigentes". Aliviado lo más doloroso de la catástrofe, desde el 10 de septiembre se puso a planear la construcción de la nueva Ibarra. Casi nada quedaba de la fundada en 1606 por el sexto presidente de la Audiencia de Quito, Miguel de Ibarra. Encomendó el trazado de la planta al arquitecto Tomás Reed, a quien pidió la construcción de una casa sencilla y sólida que sirviera de modelo a las demás. Cuatro años después los ibarreños retornaban a su antiguo hogar. A mediados de octubre García Moreno se retiró a Guachalá. Estaba exhausto, pero aureolado de la fama de salvador.
Respuesta:
1: Intento gobernar constitucionalmente pece a las preciones de Garcia Moreno.
2:Desacuerdos sobre la forma de realizar la sucesión presidencial dio un golpe de estado que lo derrocó
Explicación:
Espinosa, Javier (1815-1870).
Abogado y político ecuatoriano, nacido en Quito en 1815 y muerto en la misma ciudad en 1870. Fue presidente de la república del 20 de enero de 1868 al 19 de enero de 1869. Terminada la carrera de abogado, desempeñó los cargos de secretario de la legación ecuatoriana en Lima, fiscal, ministro de la Corte Superior de Guayaquil y Magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Por su integridad y rectitud, fue conocido con el apelativo de "El Catón Ecuatoriano". Se comportó siempre como un íntegro y probo magistrado, y fue considerado como uno de los más ilustrados y rectos de su tiempo.
Durante la presidencia de Urvina fue Ministro del Interior, cargo al que prefirió renunciar antes que ejecutar el decreto de expulsión de los jesuitas. Propuesto por García Moreno como candidato presidencial para concluir el mandato de Jerónimo Carrión, subió al poder el 20 de enero de 1868. Se propuso como programa gobernar según sus convicciones y tratar de reconciliar a los enfrentados partidos conservador y liberal. Esta independencia de gobierno disgustaba a García Moreno, porque creía favorecía a los seguidores de Urvina, su gran enemigo. Pero la actitud de García no preocupaba mucho a Espinosa, porque éste estaba convencido de que la popularidad de aquél había disminuido. No obstante, la tragedia del terremoto de Ibarra -16 de agosto de 1868- proporcionó a García Moreno el trampolín para recuperar en buena medida su popularidad. En efecto, Espinosa ofreció a García Moreno la Jefatura Civil y Militar de Imbabura, revestida de todas las facultades, para que acudiera en auxilio de los damnificados y reconstruyera la ciudad. García Moreno logró restablecer el orden, organizar las ayudas y reconstruir la región, de forma que en pocos meses pudo dar por terminada su gestión y salir de Imbabura con la aureola de salvador. Esto le dio pie para llevar a cabo un golpe de estado el 16 de enero de 1868, tras lo cual exigió la renuncia a su antiguo protegido, Javier Espinosa. Éste renunció, y se sumió en el silencio. A los 14 meses, quizás agobiado por la pena de verse víctima de revolución tan inmoral y traicionado por su propio ministro, murió de una violenta enfermedad del corazón.