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Explicación:Schmitt aplica el método de la teología política para demostrar cómo el romanticismo traslada la estructura del juicio estético kantiano a todas las esferas prácticas, con lo cual exalta el papel de la imaginación como facultad creadora de la realidad. Esto desarrolla un tipo de subjetividad irónica que no se compromete con ningún valor ético, moral o político; por eso, distorsiona los discursos en términos de verdad y los compromisos duraderos propios de la subjetividad "verdaderamente" política, la cual busca a través de la adhesión afectivo volitiva a un valor, transformar la realidad concreta. Esta subjetividad irónica es la prefiguración de una actividad política asociada al individualismo, la creatividad, el rechazo de toda norma fija y rigidez institucional.
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Introducción
La contribución de Schmitt en su libro Romanticismo Político (1919) se centra en una crítica exhaustiva al Romanticismo, movimiento literario alemán. Este es relevante dentro del corpus de Schmitt como modelo para una comprensión de la sociedad basada en "una concepción del sujeto centrada en la creatividad, el rechazo de toda norma fija y rigidez institucional, el pacifismo, la prometedora unión de arte y vida" (Ramírez, 2009, p. 60).
En Romanticismo Político, Schmitt aplica el método de la teología política, método utilizado en el artículo para demostrar la estructura última de una forma particular de entender el poder político a partir de una cierta concepción de Dios; en este caso "encontramos una analogía entre el dios ocasionalista y deísta de Malebranche y la política romántica oportunista" (Herrero, 2017, p. 380).
Mediante el método analógico se conecta la teología con la sociología de los conceptos políticos. Este método asume la analogía formal entre teología y política: los conceptos se transfieren entre estructuras conceptuales similares por medio de analogías que permiten encontrar la estructura última de los conceptos que rigen la práctica. En otras palabras, las analogías teológico políticas permiten entender la forma como una realidad ideal se expresa en la realidad fáctica dentro de un contexto de cambio circunstancial en el tiempo.
En el argumento de Schmitt (2005), la analogía teológico política no sólo sirve para interpretar una de las tantas transformaciones del Estado moderno, sino también para señalar la metamorfosis estética de la subjetividad política europea. Por eso, sirve de modelo para analizar "las raíces del discurso a partir del cual se constituye la subjetividad en la fase pos moralista de las sociedades modernas" (Ramírez, 2009, p.60).
Schmitt (2005) demuestra que el cambio discursivo de la subjetividad política es propiciado por una concepción radical de la facultad representativa: la imaginación. Schmitt explora las consecuencias para la acción política de la exaltación romántica de la imaginación, pues, según él, al expandirse los principios estéticos a las diferentes esferas prácticas, se distorsionan los compromisos duraderos de la subjetividad propiamente política y se pierde el carácter transformador de la acción en el mundo empírico.
En este artículo se va a rastrear el cambio de concepción en la facultad representativa para demostrar la oposición entre la forma de la subjetividad romántica, imperante en las sociedades modernas y contemporáneas, y la subjetividad propuesta por Schmitt para hacerle frente.
La política entendida como obra de arte