3. DENTRO DE LAS RAÍCES BÍBLICAS DEL COMPORTAMIENTO CRISTIANO DEBES CONSULTAR LOS SIGUIENTES TEXTOS: - El mandamiento por excelencia para NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Mt. 22 37-39 ; Jn.13, 34-35 - Las bienaventuranzas Mt. 5, 1-12
Respuestas
Respuesta:
Espero ayude
Explicación:
Jesús dijo en Juan 13:34-35, “Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como Yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. 35 En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.”
¿Un mandamiento nuevo? ¿No había dicho JESÚS MISMO que – Amar a Dios y amar al prójimo – era el mandamiento más importante? ¿Entonces a que se refiere con un mandamiento nuevo? Escucha cuidadosamente lo que Jesús está diciendo aquí, porque esto es revolucionario. ¡Este es un mandamiento increíble!
El mandamiento nuevo era que se amaran unos a otros, COMO “ÉL” LOS HABIA AMADO. Este era un amor imposible… hasta que Jesús vino. Jesús impuso un estándar nuevo de amor, Y DIO ESTE NUEVO MANDAMIENTO.
Mi amor propio ya no es la base. Ese había sido la forma más elevada de amor, que habíamos conocido, pero el amor abnegado de Jesús elevó el amor a un nuevo nivel. Así como Jesús los había amado, así mismo, ellos tenían que amarse los unos a los otros.
FINALMENTE, los apóstoles habían aprendido a amar a su Señor, y se habían acostumbrado a Su fiel amor por ellos. Cuando se trata del amor, mucha gente piensa acerca del amor romántico. También, muchos aceptan la existencia del amor familiar, pero ese amor es generalmente, un amor conflictivo.
Juan
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
1. Escasez de abordaje del tema “amor al prójimo ”
El llamado permanente a los cristianos a vivir el misterio del amor, como mandamiento
querido por Dios y expresado por Jesús (cf. Jn 15, 12),implica el interés profundo por
conocer el contenido bíblico-teológico de los textos que insisten en la necesidad de
o
comprender -y aplicar- adecuadamente este misterio . Uno de ellos es la Primera carta de
san Juan, misma que se ha mantenido un poco al margen de los nutridos comentarios
bíblico-teológicos sobre el amor al prójimo; es por esta razón que vale la pena hacer un
acercamiento a esta Carta que, aunque no deja de estar inmersa en la teología del autor del
Cuarto evangelio, puede ofrecer una perspectiva interpretativa interesante, especialmente el
pasaje de 1Jn 4, 19-21: “Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. Si alguno dice:
«Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano,
a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de Él este mandamiento:
quien ama a Dios, ame también a su hermano”.
2. Problematización de la categoría amor al prójimo
En la actualidad se puede constatar con facilidad cómo la categoría “amor al prójimo” tiene
una gran cantidad de interpretaciones y comentarios (de todos los niveles) expresados a
través de la predicación oral, la literatura -que es muy abundante-y, sobre todo, en la web8 9.
Es importante recalcar, sin embargo, que la abundante producción (teórica) sobre la
temática contrasta con las realidades cotidianas (la vida práctica), donde con frecuencia se
evidencian la indiferencia, la intolerancia y la incoherencia10 con la aplicación concreta del
“amor al prójimo” (cf. 1Jn 4, 20). Esta aporía nos permite evidenciar que de la prédica a la
práctica hay una distancia, por decirlo así, insalvable (mucha prédica, poca práctica).
8 Por ejemplo: Lv 19, 18.34; M t 22, 37-39; Lc 19, 29-37; Rm 13, 8-10; 1Co 13, 4-7; Ga 5, 14-15; 1Jn 4, 21
9 Basta con hacer un rastreo en Google para ver que a la fecha (marzo 17 de 2015) existen 107.000 resultados;
en cuanto a lo escrito desde la teología, también es nutrida la lista.
10 Como lo indica Sarasa en su artículo: “Las comunidades juánicas: la original diversidad”, 211-239: la
incoherencia de vida, especialmente el progresivo desgaste de los discursos, desencadena innumerables
consecuencias negativas en la comunidad
DEBES CONSULTAR LOS SIGUIENTES TEXTOS:
- El mandamiento por excelencia para NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Mt. 22 37-39 ; Jn.13, 34-35
- Las bienaventuranzas Mt. 5, 1-12