Explica la situación de la Iglesia respecto a los nuevos Estados independientes en el siglo XIX.
Respuestas
Dado el carácter universal de la Iglesia, para el siglo XIX europeo,
Margaret Lavinia Anderson señala que éste fue un siglo de resurgimiento
católico y crecimiento del nacionalismo.14 George Rudé considera que, aunque las gentes del siglo XIX vivieron la decadencia de la venerable alianza
entre la Iglesia y el Estado –excepto en España e Italia- y se produjo una
crisis de fe, ésta no fue una época irreligiosa o escéptica, sino más bien
una edad de tremenda vitalidad religiosa.15 El historiador Eric Hobsbawm,
establece diferencias entre la tendencia general del período 1789-1848,
durante el cual fue muy acentuada la secularización, y la segunda mitad
del siglo XIX, cuando el laicismo se trenzó en ardua lucha contra las religiones establecidas: el catolicismo intransigente y ultramontano rechazó
todo acuerdo intelectual con las fuerzas del progreso, de la industrialización y del liberalismo, y “se convirtió en una fuerza aún más formidable,
tras el Concilio Vaticano de 1870, pero a costa de ceder mucho terreno a
sus adversarios”16.
Mientras en Europa, los avances secularizadores fueron más drásticos
en la primera mitad del siglo XIX, en Hispanoamérica fueron más decisivos
en su segunda mitad, cuando aquellos se afirmaron en la mayoría de los
países, lo que también ocurrió con los Estados liberales frente a la Iglesia,
con sus correspondientes asaltos sobre las tierras eclesiásticas, indígenas
y municipales. Sin embargo, en las nuevas repúblicas, esta confrontación
no fue uniforme. Un factor importante para comprender la diversidad de
relaciones entre las dos potestades, fue el desigual poder, riqueza e influencia cultural de la Iglesia en los diferentes países de Hispanoamérica.
Donde la Iglesia tuvo numerosos miembros, significativos recursos y un alto
peso en las mentalidades – casos de México y Colombia – fue más acusada la reacción liberal, pero poseyó mejores condiciones para defenderse, lo que incidió en una mayor violencia en sus conflictos, en especial, en sus guerras civiles. En los casos de Argentina, Uruguay, Venezuela y Paraguay, la Iglesia fue más débil, no provocó hostilidades fuertes al Estado y debió aceptar que sus privilegios disminuyeran paulatinamente. En Perú, Bolivia y Chile, se produjo un equilibrio de poderes y una relativa estabilidad en las relaciones entre ambos.17 Ecuador vivió de manera sui generis una compenetración entre la Iglesia y el Estado, a tal punto que ambos poderes casi se confundían18, Jerusalén (la Iglesia) sometió a Babilonia (el Estado) hasta 1895, año de irrupción del movimiento de la costa contra la sierra quiteña, liderado por el liberal radical Eloy Alfaro. Centroamérica vivió un período de conservatismo y clericalismo hasta abrir sus compuertas en la década de 1870 a un proceso de liberalización y secularización, efecto, en buena medida, de su fragmentación y de las pugnas por la hegemonía regional entre la conservadora y católica Guatemala y el Salvador, liberal.