¿Cómo mis relaciones en el lugar donde vivo forman parte de mi identidad?
Respuestas
Respuesta:
Las ciudades, los pueblos, los barrios en los que vivimos son mucho más que el espacio donde se desarrolla nuestra vida cotidiana, tienen una identidad que nosotr@s en cuanto habitantes y
sujetos activ@s contribuimos a crear desde nuestra acción y nuestra mirada. Esta contribución es
recíproca, nuestra identidad también se configura desde el barrio como espacio de relación, nos
dota de una historia común con quienes nos son contemporáneos, y con quienes nos antecedieron. La memoria, la historia oral de quienes viven en estos lugares es un instrumento indispensable para entender estos procesos, y que no sólo se refiere al pasado, también nos puede hablar del
futuro.
El fenómeno de la identidad del barrio es mucho más complejo de lo que a
primera vista puede parecer, puesto que es necesario tener en cuenta al grupo
humano relacionado con él. Las ciudades, los barrios son productos humanos y
a la vez el marco donde se desarrolla la vida de est@s, los cambios que se den
en uno influirán en el otro dirigiéndose hacia un destino común.
La identidad así concebida sería pues, algo que no está totalmente definido,
sino en constante cambio. Un proceso en permanente construcción de la cual la
parte activa la constituirían las personas que habitan el lugar, puesto que son
ellas quienes plantean el destino de la misma y quienes son capaces de modificar el entorno para que se adapte a sus necesidades y deseos. Al hablar pues
de identidad del barrio debemos remarcar la fuerte interrelación existente entre
éste, el entorno físico, y quienes habitan en él, puesto que en la medida en que
cambie acorde a los deseos, necesidades y gustos de quienes lo habitan, también estos cambian modificando costumbres, relaciones, itinerarios, formas de
producción. Podríamos hablar así de identidad de los barrios como identidad
colectiva. Una identidad marcada por el espacio físico, pero sobretodo por quienes lo ocupan. “La identidad consistiría en la representación imaginaria, propuesta a la comunidad, de un proyecto consistente con sus necesidades y deseos. No se encontraría, pues, al buscar una realidad oculta, permanente en su historia y su cultura, sino al asumir ciertos valores consistentes con su realidad. La
identidad no sería un dato, sino una propuesta, que tendría por función responder a las necesidades colectivas y señalar un curso a la acción coherente con ellas
Respuesta:
Las ciudades, los pueblos, los barrios en los que vivimos son mucho más que el espacio donde se desarrolla nuestra vida cotidiana, tienen una identidad que nosotr@s en cuanto habitantes y
sujetos activ@s contribuimos a crear desde nuestra acción y nuestra mirada. Esta contribución es
recíproca, nuestra identidad también se configura desde el barrio como espacio de relación, nos
dota de una historia común con quienes nos son contemporáneos, y con quienes nos antecedieron. La memoria, la historia oral de quienes viven en estos lugares es un instrumento indispensable para entender estos procesos, y que no sólo se refiere al pasado, también nos puede hablar del
futuro.
El fenómeno de la identidad del barrio es mucho más complejo de lo que a
primera vista puede parecer, puesto que es necesario tener en cuenta al grupo
humano relacionado con él. Las ciudades, los barrios son productos humanos y
a la vez el marco donde se desarrolla la vida de est@s, los cambios que se den
en uno influirán en el otro dirigiéndose hacia un destino común.
La identidad así concebida sería pues, algo que no está totalmente definido,
sino en constante cambio. Un proceso en permanente construcción de la cual la
parte activa la constituirían las personas que habitan el lugar, puesto que son
ellas quienes plantean el destino de la misma y quienes son capaces de modificar el entorno para que se adapte a sus necesidades y deseos. Al hablar pues
de identidad del barrio debemos remarcar la fuerte interrelación existente entre
éste, el entorno físico, y quienes habitan en él, puesto que en la medida en que
cambie acorde a los deseos, necesidades y gustos de quienes lo habitan, también estos cambian modificando costumbres, relaciones, itinerarios, formas de
producción. Podríamos hablar así de identidad de los barrios como identidad
colectiva. Una identidad marcada por el espacio físico, pero sobretodo por quienes lo ocupan. “La identidad consistiría en la representación imaginaria, propuesta a la comunidad, de un proyecto consistente con sus necesidades y deseos. No se encontraría, pues, al buscar una realidad oculta, permanente en su historia y su cultura, sino al asumir ciertos valores consistentes con su realidad. La
identidad no sería un dato, sino una propuesta, que tendría por función responder a las necesidades colectivas y señalar un curso a la acción coherente con ellas
Explicación: