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LA NOCIÓN DE PERSONA: En la tradición judeocristiana encontramos la gran novedad que Dios quiere establecer una relación de amor / amistad con cada hombre y con cada mujer. Todos los seres humanos son amigos de Dios de la misma manera. Todos son iguales y valiosos. No son Dios, pero son imagen de Dios.
LA PRIMACÍA DEL SER SOBRE EL TENER: Si no se pone en primer término cada persona humana y su maduración personal, es fácil caer en el «fetichismo de la mercancía», como diría Marx. El consumismo y el productivismo radical nos envuelven en una rueda en la que somos absorbidos por lo que es externo, y el exceso no nos hace más personas. Es una caída en la exterioridad personal y en las tiranías de la propaganda.
LA SÍNTESIS ENTRE LOGOS (RAZÓN) Y ÁGAPE (AMOR): La tradición griega ha aportado el valor de la racionalidad, de la razón, que ha dado los frutos durante toda la historia de Europa, con un acento especial en la Modernidad. Por eso hay que tener cuidado con las corrientes actuales que hablan de «pensamiento débil» (Vattimo), de «pensamiento o sociedad líquida» (Baumann) o de postverdad.
Hay que rechazar, sin embargo, un racionalismo unidimensional. La dignidad de la persona humana exige que todo (también lo más ingenioso y agudo) esté empapado por el amor. No sin razón se habla ahora de la inteligencia emocional.
San Agustín ya decía que «no se puede entrar en la verdad si no es por la caridad»: sólo una razón arraigada en lo que es más radical, el amor, se revela como el más razonable y, por tanto, como la matriz más fecunda de toda buena cultura. Esto también nos ayuda a entender la razonabilidad de la fe.
Saludos!!!