Respuestas
Respuesta:
La guía Alimentación y Dietoterapia, de Pilar Cervera, Jaume Clapés y Rita Rigolfas indica qué necesidades nutricionales aumentan en esta etapa:
Las proteínas: sintetizan nuevos tejidos y estructuras del organismo.
Las vitaminas: intervienen en los procesos metabólicos, muy activos durante la adolescencia.
Los minerales: al igual que las vitaminas, intervienen en el funcionamiento correcto de los sistemas enzimáticos.
El calcio: este macroelemento mineral debe aumentar hasta los 1.200 o 1.300 mg diarios durante la adolescencia, al ser importante para el desarrollo del esqueleto. Si el adolescente es reacio al consumo de leches o equivalentes, puede completar esta necesidad con los frutos secos, como fuente alternativa del calcio.
El hierro: es necesario durante la adolescencia debido al incremento en el volumen sanguíneo que tiene lugar en estas edades. En las chicas, el consumo de hierro cobra gran importancia debido a la pérdida del mismo en la menstruación.
El zinc: se puede encontrar en una dieta que aporte alimentos de origen vegetal o en las semillas de los vegetales.
Buena hidratación: el consumo de líquidos ya sean zumos, lácteos o agua es imprescindible durante este periodo para la buena realización de los procesos biológicos.
Los problemas nutricionales más frecuentes en la adolescencia
A pesar de ser una etapa en la que hay buena apetencia por la comida, durante la adolescencia los niños y las niñas adquieren autonomía personal en la alimentación. Los nuevos hábitos de nutrición que la niña o el niño se autoimponen están fuertemente influenciados por los amigos y lejos de las normas tradicionales y familiares. Como consecuencia, es una etapa en la que los hábitos alimenticios son fácilmente modificables y pueden derivar en problemas alimenticios.Los expertos indican cuáles son las principales contrariedades que se pueden dar en la alimentación durante este periodo:
Déficit cálcico
“El pico de masa ósea se adquiere entre los 25 y los 30 años”, especifican los autores, por lo que es imprescindible que durante la adolescencia exista un aporte de calcio adecuado que cubra las necesidades del organismo a corto y a largo plazo. De lo contrario, la ausencia de este mineral puede derivar en la aparición de osteoporosis en edad avanzada.
Hiperlipidemia y aterosclerosis
Durante la adolescencia tiene lugar el inicio de la reducción gradual del diámetro arterial por la formación de las primeras lesiones de aterosclerosis, por lo que es imprescindible controlar el consumo de grasas saturadas y azúcares en esta etapa. También es importante su control debido a que los adolescentes suelen presentar excesos de colesterol o triglicéridos en la sangre, ya sea por primera vez o como consecuencia de antecedentes familiares.
Sobrepeso y obesidad
Cervera, Clapés y Rigolfas indican que “se calcula que un 70 por ciento de los adolescentes que en la actualidad presentan sobrepeso sufrirán de obesidad en la edad adulta”.
Comidas inadecuadas e irregularidades en los horarios
La buena presentación o los precios económicos son algunos de los alicientes que hacen que en la actualidad los adolescentes sean grandes consumidores de comida rápida. Ésta se caracteriza por ser rica en contenidos calóricos, en azúcares simples o de absorción rápida, en grasas saturadas y en sodio. A esto, se suma el consumo de bebidas refrescantes, las cuales aportan gran cantidad de azúcar y además favorecen la erosión dental.Por el contrario, también es usual la omisión de alguna de las comidas, principalmente el desayuno, y en ocasiones, la cena, lo que desequilibra la alimentación diaria e incide en la falta de rendimiento escolar.
Anemias
La anemia se puede evitar mediante el consumo de carnes rojas, el hígado, el foie-gras o algún embutido que contenga sangre como las morcillas o la butifarra negra, una vez a la semana “En dietas vegetarianas muy estrictas puede haber anemia por déficit de vitamina B12”, puntualizan.
Abuso del alcohol
La adolescencia es la etapa en la que se suele iniciar el consumo de bebidas alcohólicas, las cuales disminuyen el apetito y son nocivas para el sistema nervioso y el funcionamiento de órganos vitales como el hígado. “En caso de tomar este tipo de bebidas, el adolescente debe limitarse a consumir bebidas fermentadas como el vino, la cerveza o la sidra, pero en pequeñas cantidades y siempre es mejor tolerado dentro de las comidas y no fuera de ellas”, especifican.
Trastornos de la conducta alimentaria
La adolescencia se caracteriza por ser una etapa de riesgo de trastornos en la alimentación, que pueden desembocar en anorexia o bulimia nerviosa.
Explicación:
Como los demás miembros de la familia, los niños en edad escolar y los
jóvenes necesitan alimentarse de forma sana y equilibrada. Es de especial
importancia que las niñas coman bien, de tal forma que cuando sean
mujeres, estén bien nutridas y puedan tener hijos sanos.
El Anexo 2, Tabla 4, presenta las necesidades nutricionales de los niños.
Observe que:
las necesidades de la mayoría de los nutrientes aumentan a medida que
las niñas y niños alcanzan la pubertad, pues en esa etapa crecen
rápidamente. En la adolescencia (entre los 10 y los 18 años) su peso
suele aumentar en un 50 por ciento del peso que tendrán en la edad
adulta. Los niños y adolescentes tienen grandes necesidades energéticas,
y es normal que tengan buen apetito y coman mucho;
las necesidades de hierro de las niñas se duplican cuando comienzan a
menstruar. Posteriormente, y hasta la menopausia, las niñas y mujeres
requieren mucho más hierro que los niños y los hombres (ver Tema 5,
página 62);
si una adolescente queda embarazada, sus necesidades nutricionales
aumentan aún más. Para satisfacerlas es necesario que consuma una
mayor cantidad de alimentos en cada comida o coma más veces durante
el día, y debe seleccionar aquellos alimentos más ricos en nutrientes, e
incluir variados alimentos en las comidas (leche, carnes sin grasa, frutas,
verduras, legumbres y cereales). En una adolescente, la combinación
de embarazo y crecimiento aumenta las necesidades de hierro a niveles
tan altos que siempre necesitan suplementos.
LA ALIMENTACIÓN DE LOS
NIÑOS Y JÓVENES EN EDAD
ESCOLAR
T E M A 8
N O T A S S O B R E N U T R I C I Ó N
Las necesidades nutricionales son altas durante la adolescencia
T E M A
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88 GUÍA DE NUTRICIÓN DE LA FAMILIA
Qué sucede si los niños no están bien alimentados
Los niños mayores que padecen hambre o que reciben una alimentación de
mala calidad tienen más probabilidades de:
crecer más lentamente o menos de lo debido;
tener poca energía para jugar, estudiar o hacer cualquier tipo de
actividad física;
tener anemia y/o deficiencia de vitamina A o yodo (ver Apartado C de
la Introducción, página 11 y Tema 11, página 109).
Los niños con hambre no pueden mantener la atención durante las clases y
su rendimiento escolar se resiente.
El sobrepeso y la obesidad en los niños en edad escolar y los adolescentes
se están convirtiendo en graves problemas en algunas regiones, especialmente
en las áreas urbanas. Los niños, como los adultos, tienen un alto riesgo de
desarrollar sobrepeso y obesidad si realizan poca actividad física y comen
demasiado, sobre todo alimentos que aportan muchas calorías (p.ej.
alimentos ricos en grasas y azúcar) o toman muchas bebidas o refrescos con
azúcar.
La alimentación de niños y adolescentes
Usted puede ayudar a los niños y adolescentes de su localidad a alimentarse
bien, aconsejando a los padres que les proporcionen tres comidas diarias y,
si el niño es muy activo o tiene bajo peso, agreguen algunas colaciones extras
cada día. A los niños se les debe dar:
desayuno. Es siempre muy importante, en especial en los casos en que
los niños deben caminar una gran distancia para llegar a la escuela o
al trabajo y no tienen la posibilidad de comer adecuadamente al
mediodía. Un ejemplo de un buen desayuno es una taza de leche,
acompañada de avena u otro cereal con leche, tortillas, arepas o pan
con aguacate (o palta), queso y una fruta;
Todos los niños, y en especial las niñas, necesitan consumir
alimentos ricos en hierro
Todos los niños necesitan tres comidas más una o dos
colaciones extra al día
grasas, sal o azúcar, y en ocasiones pueden ser preparados con productos
de mala calidad (p. ej. tipos de grasas utilizados en las frituras o aceites
reutilizados una y otra vez).