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En la historia del desarrollo del conocimiento científico se pueden identificar distintos paradigmas. Hasta la primera mitad del pasado siglo XX el campo estuvo dominado por investigaciones de índole teóricas. Eran casi de exclusiva localización en ámbitos académicos, principalmente universidades, con escasos presupuestos. Por su parte, los experimentos de laboratorios y el desarrollo de tecnologías aplicadas se correspondían principalmente con iniciativas provenientes de las empresas privadas. Un cambio de paradigma, originado en la marcada incidencia del desarrollo científico-tecnológico a partir de la Segunda Guerra Mundial y su posterior acentuación en la Guerra Fría, tuvo un singular correlato en relación con el desarrollo de las denominadas tecnologías de información y comunicación (TIC). En una visión limitada del proceso histórico de construcción de conocimiento y desarrollo de tecnologías que soportan las TIC, numerosos autores dan comienzo a la era de la información, la sociedad del conocimiento, las sociedades pos-industriales. En muchos casos, lo que analizan o describen es sólo la historia de Internet, confiriendo a esta red de ordenadores digitales interconectados un carácter extraordinario que deja de lado un cúmulo de experiencias científico-tecnológicas que ha ocupado el amplio espectro de la institucionalización del desarrollo de conocimiento científico.
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La historia de las TICs en la época moderna empieza en la década de los 70 del siglo XX, al estallar la revolución digital. Sin embargo, la búsqueda de herramientas para comunicarse a distancia es algo que ha ocurrido desde épocas muy remotas y algunos aparatos fundamentales en la actualidad proceden de épocas anteriores, como el teléfono.
TIC son las siglas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Se definen como las tecnologías desarrolladas para facilitar la comunicación y la información entre los seres humanos.
Breve historia de las TICs
A pesar de que se tiende a identificar el concepto TIC como algo relacionado con los últimos avances en materia de comunicación, como las computadoras o los celulares, el ser humano siempre ha buscado herramientas para comunicarse con sus semejantes.
Sin entrar en métodos más rudimentarios, como el sonido de tambores o los mensajes enviados con animales, se pueden señalar dos avances fundamentales en este área.
El primero, el telégrafo, que permitía la comunicación a largas distancias ya en el S. XIX, con antecedentes en el siglo anterior.
El segundo, y que es la base de muchas tecnologías actuales, es el teléfono. Su creación en la segunda mitad del S.XIX y su popularización en las décadas posteriores pusieron la base de una comunicación universal en el planeta.
Durante esa época, Paul Nipkow desarrolla su disco, un dispositivo que permitía almacenar escenas de manera ordenada. Aunque en su momento su funcionalidad no era tan tangible, fue el elemento clave para el desarrollo de la televisión en los años 20.
Años 20
Con el cine ya en marcha, en 1925 la historia de las telecomunicaciones da otro paso gigante al retransmitirse la primera señal de televisión. En 1927 la BBC comienza su emisión en Reino Unido y en 1930 la NBC y la CBS hacen lo propio en Estados Unidos.
Aunque ya en los años 20 se hicieron pruebas para emitir en color, no fue hasta los años 40 que el sistema se pudo implementar, expandiéndose por el mundo muy poco a poco.
Años 60 y 70 del S.XX
En esos años empiezan a construirse las primeras computadoras. Al principio eran enormes, ocupando habitaciones enteras, pero poco a poco empiezan a reducirse.
El desarrollo de los transistores tiene una parte fundamental en este asunto, ya que permitían más potencia.
Igualmente aparece entonces la primera versión primitiva de la red, lo que hoy es Internet. Se trata de una creación militar, ya que el mundo se encontraba entonces en plena Guerra Fría.
Revolución tecnológica de los 70 y 80
En la década de los 70 cuando se empieza a hablar de las Tecnologías de la Información y Comunicación. El gran salto tecnológico que se produce en esos años provoca la incorporación definitiva de la informática a las comunicaciones, lo que es el punto de inicio de la actual era digital.
Esto continúa avanzando durante los 80, cuando las computadoras personales empiezan a hacerse más asequibles y comienzan a ser usadas por más gente.
Igualmente, aparecen modelos de celulares móviles, que van disminuyendo de tamaño y aumentando en prestaciones.
De los 90 a la actualidad
Una vez que las herramientas estaban ya preparadas, faltaba el último impulso para que estas tecnologías fueran las que caracterizaran a toda una era. Y este impulso llegó con Internet y la World Wide Web.
A partir de la década de los 90, su uso se ha extendido tanto que hoy alcanza toda la superficie del planeta. De esta forma, todo el mundo está por vez primera interconectado.
A esto hay que unirle las mejoras técnicas de aparatos ya existentes, como los teléfonos. Hoy, muchas personas llevan una pequeña computadora en el bolsillo, con toda la información al alcance de la mano.
De igual forma, el salto a lo digital ha supuesto un gran avance en cuanto a la velocidad y calidad de transmisión de datos, logrando que sea instantánea.
Se puede decir que ha supuesto una revolución solo comparable a la aparición de la imprenta.
Los servicios de mensajería
Una de las funcionalidades más importantes que se han desarrollado este tiempo han sido los servicios de mensajería instantánea. Desde los años 80 y 90 han aparecido los correos electrónicos, los SMS, Windows Live Messenger, Skype, Hangouts, WhatsApp, Line, Telegram o Zoom, entre otros muchos. Esto ha permitido una comunicación global instantánea nunca antes vista.
El futuro
Aunque es arriesgado hacer predicciones sobre el futuro de las TICs, algunos autores señalan que el próximo paso será la creación de computadoras cuánticas, mucho más potentes que las actuales.
Igualmente, la popularización de los aparatos inteligentes apunta a que la interconexión será aún mayor que ahora.
Por último, existen autores que plantean seriamente la posibilidad de que parte de estas herramientas de comunicación acaben implantándose en el cuerpo humano, haciendo innecesario un aparato externo.