mito el sol y la luna como nacio la luna
Cuentan los nahuas que los dioses Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Citlalicue,
ordenaron que se hiciera el Sol. Para ello se reunieron en Teotihuacan alrededor
de una hoguera sagrada en la cual debía de sacrificarse el que quisiera convertirse
en el Sol.
Nanahuatzin, enfermo y pobre. En el momento en que debían decidirse, Tecciztécatl
tuvo miedo y fue Nanahuatzin quien, lleno de valor, se arrojó a la hoguera, de
donde salió convertido en el Sol.
Respuestas
Respuesta:
nacio mallllllllll
Explicación:
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1. La Luna no es blanca, ni redonda, ni tiene un lado oscuro
Pink Floyd cantó al Dark side of the moon, reforzando la idea que muchos tienen de que siempre hay un lado del satélite que permanece oscuro. Además, por cómo la vemos desde la Tierra, es fácil creer que la Luna es blanca y redonda como una farola, como un queso, como un balón, como cualquier otra cosa con la que alguna vez haya sido comparada. Nada de eso.
Para empezar, todos los lados de la Luna pasan el mismo tiempo iluminados (lo que se llama el día lunar), ya que la Luna gira en su eje respecto al Sol igual que lo hace la Tierra, aunque desde aquí siempre veamos, más o menos, la misma mitad (de hecho, alcanzamos a ver hasta un 59% de ella) y por eso nos dé por pensar que el otro lado siempre está oscuro.
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La Luna tampoco es redonda aunque así lo parezca a nuestra vista. Para ser una esfera, todos los puntos de su superficie deberían estar a la misma distancia de su centro, y no es así. No solo está un poco achatada por los polos, igual que la Tierra, sino que además el lado que vemos desde aquí es ligeramente más grande el el otro, de forma que tiene cierta forma de huevo.
Y ya puestos, la Luna no es blanca, ni brillante. Es más bien grisácea y no emite luz propia. Cuando la vemos iluminada por la luz del Sol, parece ambas cosas por una combinación de la luz del propio Sol, así como por la oscuridad del cielo que la rodea.
2. La Luna no hace aullar a los lobos (aunque sí afecta a los animales)
Que los lobos aúllan a la Luna llena es uno de los mitos más comunes, que ha dado lugar a leyendas sobrenaturales como la de los hombres lobo que se transforman en las noches de Luna llena.
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La realidad es que no hay evidencias de que la luna llena en sí misma cause ningún efecto especial sobre los animales. Algunos de sus efectos, en cambio, sí que lo hacen. Por ejemplo, algunos peces, aves y reptiles ponen sus huevos o sincronizan sus migraciones con las mareas, partiendo o llegando en el momento de la luna llena, cuando las mareas están más altas.
En otros casos, es su luz la que afecta a los animales: las noches de luna llena muchos animales diurnos salen a cazar como si fuera de día mientras que otros que salen por la noche se quedan en sus guaridas para evitar el exceso de luz. Un caso curioso es el del escarabajo pelotero africano, que se apaña mejor con la luz lunar que con la solar, y bajo ella hace rodar sus bolas de estiércol en líneas más rectas.
3. La Luna no está hueca
Es una idea recurrente en la ciencia ficción que algunos, por diversión o en serio, se plantean como real: que la Luna en realidad es hueca por dentro, o al menos que acoge un espacio considerable. Según algunos, es a causa del proceso en que se formó, según otros, fue vaciada para construir allí dentro diversas cosas, principalmente una base alienígena.
La comunidad científica desde luego no cree que sea así: todo apunta a que la Luna tiene una estructura similar a la de la Tierra, con una fina corteza, un extenso manto y un núcleo interior más denso que el resto de las capas.
Esto se ha inferido de las observaciones sobre su movimiento e inercia, sobre la gravedad en su superficie y por la observación de su actividad sísmica, especialmente las evidencias que ha dejado dicha actividad en el pasado.
4. Las mujeres no se ponen de parto con la Luna llena
Otro falso mito es el de que las mujeres que están llegando al término de su embarazo tienen más probabilidades de ponerse de parto las noches de Luna llena.
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Varios estudios han descartado esta supuesta influencia y la explicación más habitual de este mito se encuentra en la tendencia de nuestro cerebro a encontrar relaciones y patrones entre eventos extraordinarios como una forma de entender mejor el mundo: si una noche de Luna llena se producen muchos partos en un hospital, es probable que alguien recuerde algos hechos juntos como una forma de explicarlos, mientras que si otra noche se repite el alto número de nacimientos pero no hay Luna llena, nadie establecerá una relación entre ambos hechos.
De hecho, la Luna y la fertilidad llevan siglos relacionadas en la cultura popular, probablemente porque el ciclo reproductivo de las mujeres dura de media 28 días, igual que los ciclos lunares. Esta es hasta el momento la única relación basada en evidencias que tienen ambas cosas.
Explicación:
5. La Luna no nos vuelve locos
El término lunático no es casual. Existe la creencia más o menos difusa de que la Luna llena causa o empeora problemas y enfermedades mentales. Que nos vuelve locos, vaya.
Esto es difícil de medir, pero por si sirve de indicativo, no hay evidencias de que las noches de Luna llena aumenten los ingresos hospitalarios por trastornos psiquiátricos ni tampoco que haya más crímenes, asesinatos o suicidios.
Esta es, indudablemente, una de las primeras preguntas que se hicieron nuestros
antepasados. ¿Cómo contestarla?
Los hombres de la antigüedad se respondieron: “Al sol y a la Luna los hicieron
los dioses”. Y así, del sentimiento e imaginación humanas nacieron los mitos y
leyendas. Te presentamos una leyenda muy antigua sobre el origen del sol y la
Luna.