• Asignatura: Castellano
  • Autor: carolinperez521
  • hace 6 años

Cuales son las cualidades que se presenta en la fabula la rana que quería ser una rana autentica

Respuestas

Respuesta dada por: sofialeraporcorazon
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Para definir la autenticidad que está buscando la Rana, hay que ver su campo semántico: “ser una Rana auténtica” (l. 0 y 1), “su propio valor estaba en la opinión de la gente” (l.7), “los demás […] reconocían que era una Rana auténtica” (l.9), (el contrario de autenticidad) “que parecía Pollo” (l.17). La Rana primero siente la necesidad de ser auténtica porque no quiere ser como los demás, pero después de ese cambio marcado por la palabra “por fin” (l.7), ella busca su autenticidad en lo que piensa la gente: “en la opinión de la gente” (l.7), “los demás reconocían que […]” (l.9). Entonces, si no quiere ser como los demás pero busca el criterio de los demás, va a terminar pareciéndose a ellos, como lo hizo al final porque “parecía Pollo” (l.17).

Después de “al principio”, es decir, después del comienzo, en la línea 3, se encuentra la palabra “espejo”. El espejo es la viva alegoría de la vanidad. La Rana busca su identidad en la vanidad, al frente del espejo, ese espejo que refleja la verdad pura, tal como es (por esto último se cansa (“cansó”(l.6)) de verse en el espejo ya que la verdad es que ella no es original). Entonces, “al principio” la Rana busca su autenticidad en la realidad, en la verdad que muestra el espejo. Esa ansiedad con la que la Rana se ve en el espejo muestra un aspecto peyorativo, el aspecto vanidoso.

La Rana quiere vehementemente ser auténtica; ella se esfuerza inhumanamente para lograr lo que quiere.

Línea 7 a 10: después de que la Rana ve que en la verdad (del espejo) no iba a encontrar la autenticidad, decidió refugiarse en la opinión de la gente, en lo que podríamos llamar el engaño, la hipocresía: “la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente” (l.7). La Rana considera que esta es la única salida, que no hay otro recurso. Ella no considera las otras soluciones, he ahí un aspecto ingenuo/ignorante, o hasta, si es posible decir, terco. La Rana “comenzó a peinarse y a vestirse” (l.8), es decir, solo se interesa por el físico, por la apariencia. La Rana llega a un alto grado de superficialidad.

En la línea 11 hay otro cambio en la historia, que comienza con la expresión “un día”. De la línea 11 a 13 hay una serie de palabras importantes de explicar: “piernas” (l.12), “sentadillas” (l.12), “ancas” (l.13). A través de estas palabras vemos que la Rana simboliza, verdaderamente, un objeto sexual, y no es a ella a quien aplauden (“sentía que todos la aplaudían” (l.13)) sino a sus piernas. Ella, para alcanzar ese reconocimiento y esa aprobación, hace una entrega física total: “se dedicó a hacer sentadillas” (l.12), se puso a “saltar” (l.13).

En el último párrafo la Rana se siente halagada y famosa, una fama que por cierto es falsa, porque nadie la está viendo como La Rana auténtica, sino como un juguete sexual que solo divierte. La Rana, ya tan codiciada y dependiente de esa “fama” está “dispuesta a cualquier cosa” (l.14) para mantenerla. Tan dispuesta que se deja arrancar las ancas, sus piernas que sí eran famosas. Y de esta manera ella muere, con “amargura” (l.16) porque se da cuenta de que nunca la aprobaron y que terminó pareciéndose a un mísero pollo.  Jean Jaques Rousseau, un filósofo francés de las luces, dijo una vez: “L´homme naît naturellement bon, c´est la société qui le corompt” (El hombre nace naturalmente bueno, la sociedad es quien lo corrompe). Estoy seguro de que la Ranita en un comienzo era buena: ella buscaba una autenticidad normal. Quería ser auténtica porque la sociedad se lo exigía. En la sociedad de hoy en día todo el mundo quiere sobresalir, porque uno no puede ser igual al otro, uno tiene que ser mejor, concepto que es totalmente insólito. Pero la Rana no pudo con la vanidad, y decidió ponerse ciento por ciento pendiente de la opinión de los demás. Entonces, en ese momento, la Rana estaba en manos de la sociedad, quien la obligó a ejercitarse, a peinarse e incluso a arrancarse las ancas con tal de conformar sus antojos. Por eso creo que la sociedad, que podría calificarse de interesada e hipócrita, y la fama, que es a su vez muy codiciosa, fueron las que corrompieron la Rana.

Monterroso nos hace reflexionar sobre esto. Estoy de acuerdo con él cuando nos muestra que si uno quiere ser auténtico, no hay que estar pendiente de lo que dicen los demás. En esta fábula a la Rana solo le importó, después de un momento dado, que la gente la aplaudiera y adulara; que la aprobaran y reconocieran que era una Rana auténtica. Pero al final, ella no logra lo que quiso desde el principio porque termina pareciéndose al pollo y, además, se muere. La crítica irónica de Augusto Monterroso es totalmente acertada y valiosa: la originalidad de cada uno está dentro de uno mismo.

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