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Respuesta:
No pero ...
Sentirse miembro y parte de un grupo social es lo que más identifica al ser humano. Jesús nos invita a sentirnos miembros suyos a través de la Iglesia que él fundó.
Es importante que los alumnos descubran esta realidad, que pueden identificarse dentro de ese grupo de la gran familia de la Iglesia. Pertenecen a él todos los bautizados.
Para ello vamos a trabajar varias historias de santos y de las primeras comunidades cristianas. Vamos a investigar cuál es su misión y su jerarquía (organización). Todos sus miembros son igual de importantes y cada uno cumple con su misión.
Explicación:
Cuando los seguidores de Jesús empezaron a ser perseguidos algunos de ellos se
mudaron a otras áreas del mundo. También, había muchas personas que no eran de
Israel quienes se convirtieron en creyentes en el día de Pentecostés. (Pentecostés fue
un día especial en el cual Dios le dio a Su familia terrenal Su Espíritu Santo.) Esas
personas regresaron a sus hogares atesorando su fe nueva. Antioquía en Siria fue uno
de los lugares a donde fueron. Estaba más de 300 millas al norte de Israel cerca de
Tarso, el pueblo natal del apóstol Pablo.
El número de creyentes (la iglesia) estaba creciendo en Antioquía y la iglesia de
Jerusalén envío a Bernabé para discipular a los creyentes cristianos nuevos.
Obviamente, Bernabé era respetado por la iglesia en Jerusalén. Cuando Bernabé llegó
y evaluó la situación, encontró que la congregación estaba creciendo y él necesitaba
ayuda. Solo que fue a Tarso para encontrar a Pablo. Bernabé tuvo confianza en Pablo
antes que la iglesia. Anteriormente había animado a la iglesia en Jerusalén a que
aceptaran a Pablo aunque en el pasado Pablo había sido un gran enemigo de ellos.
Pablo acordó ir con Bernabé y siguieron el camino a Antioquía y empezaron a ensenar
y ministrar allí. Por un año Pablo y Bernabé sirvieron como lideres de la iglesia en
Antioquía. Muchos se convirtieron en creyentes y se “unieron” a la iglesia. Allí
encontraron a personas creyentes como ellos quienes necesitaban el apoyo de otros
creyentes. El ser parte de la iglesia no se consideraba una opción en esos días
tempranos de la cristiandad.
Aún antes de eso, después del Pentecostés cuando 3,000 personas se convirtieron, la
Biblia dice que Dios añadía al número de creyentes nuevos a diario. La palabra
“número” es singular. (Hechos 2:41, 47) Era un compañerismo singular. Todos
querían reunirse con creyentes como ellos. Había una creencia común y
compañerismo entre esos miles de creyentes. Se reunían en el atrio de afuera del
templo en Jerusalén. Se cuidaban el uno al otro. Se reunían en sus hogares. Alaban a
Dios juntos. La iglesia no tenía una casa en donde reunirse. No eran dueños de
propiedad y no les pagaban a los líderes. Solo tenían la organización para llevar acabo
el trabajo.