Respuestas
Respuesta:
La primera pregunta esta en el documento de abajo que espero te sirva
La segunda:
¿Cómo funciona el sistema inmunitario?
Cuando el cuerpo detecta sustancias extrañas que lo invaden (llamadas “antígenos”), el sistema inmunitario trabaja para reconocerlas y eliminarlas.
Los linfocitos B se encargan de fabricar anticuerpos. Se trata de unas proteínas especializadas que localizan e inmovilizan a antígenos específicos. Los anticuerpos siguen existiendo en el cuerpo de una persona. Por lo tanto, si el sistema inmunitario se vuelve a encontrar con ese antígeno, dispondrá de anticuerpos para que desempeñen su función. Por eso, cuando una persona contrae determinada enfermedad, como la varicela, lo más habitual es que no vuelva a contraer esa enfermedad.
Esto también explica que las vacunas sirvan para prevenir algunas enfermedades. Una vacuna introduce en el cuerpo el antígeno de una forma que no hace que la persona vacunada enferme. Pero permite que el cuerpo fabrique anticuerpos que la protegerán de futuros ataques por parte del germen causante de esa enfermedad.
Aunque los anticuerpos pueden reconocer un antígeno e inmovilizarlo, no lo pueden destruir sin ayuda. Esa es función de los linfocitos T. Estas células se encargan de destruir a los antígenos que han sido inmovilizados por los anticuerpos o a aquellas células que se han infectado o que han cambiado por algún motivo. (Algunos de los linfocitos T se llaman "células asesinas" o "células k" [del inglés; killer = asesino]). Los linfocitos T también ayudan a indicar a otras células (como los fagocitos) que desempeñen su función.
Los anticuerpos también pueden:
neutralizar toxinas (sustancias venenosas o perjudiciales) fabricadas por distintos organismos.
activar un grupo de proteínas llamadas complemento que también forman parte del sistema inmunitario. El sistema del complemento ayuda a destruir bacterias, virus y células infectadas.
Todas estas células especializadas y partes del sistema inmunitario ofrecen al cuerpo protección contra las enfermedades. Esta protección se llama inmunidad.
Los seres humanos tienen tres tipos de inmunidad: la innata, la adaptativa y la pasiva.
La inmunidad innata: todo el mundo nace con una inmunidad innata (o natural), un tipo de protección general. Por ejemplo, la piel actúa como una barrera para impedir que los gérmenes entren en el cuerpo. Y el sistema inmunitario sabe reconocer cuándo algunos invasores pueden ser peligrosos.
La inmunidad adaptativa: la inmunidad adaptativa (o activa) se desarrolla a lo largo de la vida de una persona. La inmunidad adaptativa se desarrolla cuando la gente se va exponiendo a enfermedades o se inmuniza a ellas a través de las vacunas.
La inmunidad pasiva: la inmunidad pasiva es un tipo de protección "prestada" de una fuente externa y es de breve duración. Por ejemplo, los anticuerpos que contiene la leche materna proporcionan al bebé una inmunidad temporal contra las enfermedades a que se había expuesto su madre.
El sistema inmunitario necesita la ayuda de las vacunas. Si te pones todas las vacunas recomendadas cuando te toque, ayudarás a mantenerlo lo más sano posible. También te ayudarán a mantenerte sano el hecho de lavarte las manos bien y con frecuencia para evitar las infecciones, comer bien, hacer abundantes horas de sueño y de ejercicio físico y acudir a todas tus revisiones médicas.
y la tercera :
excelente estado, de esta forma mantenemos fuera del cuerpo a microorganismos como las bacterias, hongos y virus.
Si bien la alimentación es determinante para lograr un sistema inmunológico fortalecido, hay otras situaciones que lo afectan como el estrés y la ansiedad. Ambos pueden afectar la capacidad de nuestro sistema inmunológico y favorecer la aparición o contagio de diversas enfermedades.
Por otra parte, también existen algunas enfermedades como el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirido (SIDA), el lupus, el cáncer o la diabetes que disminuyen la capacidad del sistema inmune de protegernos.
Explicación:
pero te ayude UwU
Explicación
Sistema inmunológico
Este sistema es el encargado de proveer a nuestro organismo de los mecanismos necesarios de defensa. La piel, las mucosas y las secreciones mucosas son buena muestra de las barreras físicas, químicas y biológicas que el organismo interpone frente a posibles agresiones.
El papel de la inmunonutrición
La inmunonutrición es la ciencia encargada de estudiar la relación entre los nutrientes y la inmunidad. Y lo hace observando cómo los componentes presentes en los alimentos influyen en la respuesta inmune que desarrolla el cuerpo frente a lo que identifica como posibles agentes agresores y estudiando los marcadores inmunológicos asociados al estado nutricional.
Nutriente esencial
Un nutriente esencial es aquel que debemos incorporar con la alimentación para cubrir las necesidades del organismo, pues la síntesis endógena, es decir, la fabricación de esta sustancia por parte de nuestro cuerpo, no es suficiente. En determinadas circunstancias, hay nutrientes no esenciales que se convierten en esenciales, pues la cantidad que nuestro cuerpo sintetiza deja de ser suficiente para cubrir las necesidades. Eso es lo que sucede por ejemplo con la glutamina en caso de enfermos críticos.
Vitaminas y minerales
Vitamina A Es necesaria para la formación de anticuerpos e interviene en el mantenimiento de la piel, ojos, sistema digestivo y genitourinario. Encontramos vitamina A o sus precursores en alimentos como la zanahoria, albaricoque, espinaca, calabaza, boniato, el pimentón, el perejil, los huevos, las angulas, etc.
Vitamina D Regula la función inmunitaria por su papel en la producción de proteínas antibacterianas. La vitamina D se encuentra mayoritariamente en los pescados azules, los huevos, las setas y los lácteos enteros.
Vitamina E Esta vitamina tiene función antioxidante y además su función específica es incrementar la actividad de los linfocitos T, protegiendo las membranas celulares. La encontramos en los aceites como el de girasol y el de soja, en los cacahuetes, el maíz, los frutos secos, el germen de trigo, etc.
Vitamina C Además de ser antioxidante, regula la respuesta inmunitaria y estimula las funciones de los leucocitos. Encontramos vitamina C en perejil, pimientos, brécol, coles de Bruselas, kiwi, papaya, fresones, limón… Pero debemos tener en cuenta que es una vitamina muy termolábil por lo que el cocinado daña su estructura.
Cobre Es un mineral implicado en la respuesta inmune innata, pero resulta complejo calcular la concentración orgánica de este mineral y la relación dosis-inmunidad. Los alimentos más ricos en cobre son las legumbres, los cereales integrales, el cacao, las nueces, las pasas, las ciruelas pasas, el sésamo, los pistachos…
Selenio Tiene funciones antioxidantes y contribuye a la función inmunitaria, pero en exceso puede tener un efecto pro-inflamatorio, por lo que en caso de suplementación se debe modular correctamente la dosificación. El selenio lo encontramos de forma natural en las nueces de Brasil, los cereales integrales, mariscos y pescados.
Hierro Participa en la producción de linfocitos T y forma parte de enzimas antioxidantes, pero también genera especies reactivas de oxígeno que participan en la oxidación. Por ello, también es esencial ajustar la cantidad utilizada en suplementos. Los alimentos más ricos en hierro son los moluscos bivalvos como berberechos, almejas y mejillones, carnes y vegetales como la soja y otras legumbres, frutos secos, sésamo… aunque la forma química en vegetales es menos biodisponible.
Zinc este mineral tiene una función inmunomoduladora, se ha utilizado a nivel pediátrico en infecciones respiratorias y para la recuperación del sistema inmune en casos de desnutrición. Lo encontramos en piñones, sésamo, pipas de girasol, germen de trigo, queso, carnes, legumbres…
Respecto a las vitaminas y minerales, como hemos ido viendo, aunque han ofrecido beneficios en algunos casos, no se ha podido establecer la dosificación adecuada, por lo que se requiere de más estudios acerca del efecto de estos nutrientes. Como siempre una alimentación equilibrada garantiza una ingesta adecuada.
La inmunidad adaptativa: la inmunidad adaptativa (o activa) se desarrolla a lo largo de la vida de una persona. La inmunidad adaptativa se desarrolla cuando la gente se va exponiendo a enfermedades o se inmuniza a ellas a través de las vacunas.
El sistema inmunitario necesita la ayuda de las vacunas. Si te pones todas las vacunas recomendadas cuando te toque, ayudarás a mantenerlo lo más sano posible. También te ayudarán a mantenerte sano el hecho de lavarte las manos bien y con frecuencia para evitar las infecciones, comer bien, hacer abundantes horas de sueño y de ejercicio físico y acudir a todas tus revisiones médicas.