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Respuesta:
Cuando los españoles arribaron por primera vez a las zonas andinas su
tropa no tenía mujeres y los cruces raciales se desarrollaron rápida e ininte-
rrumpidamente desde el choque primigenio. El producto de los frecuentes
encuentros sexuales planteó una problemática que en algunos sentidos no
era tan novedosa: la palabra “mestizo”, del latín mixticius -que significa simple-
mente “mezclado”-, ya tenía tradición en España y en Europa en general, y fue
aplicada inmediatamente al nuevo contexto americano para definir a la “raza
híbrida” que estaba surgiendo como resultado de los cruces biológicos entre
indígenas y peninsulares. En un primer momento los matrimonios y las uniones
“ilegítimas” entre conquistadores y “princesas” indias respondían a ambiciones
políticas, ya que los advenedizos españoles pretendieron aprovecharse de la
reciprocidad andina creando redes de parentesco con importantes autorida-
des originarias a fin de asegurarse el control de los territorios conquistados. La
suerte de los “híbridos raciales” varía dependiendo del rango de sus progenito-
res y la elite de la primera generación mestiza jugó un papel importante dentro
la historia colonial andina si consideramos nombres como Garcilaso de la Vega
y otros. Estas primeras generaciones racialmente mixtas y descendientes de
las elites fueron bien vistas a un principio: parecían indicar que los mestizos
estaban destinados a cumplir una función de nexo entre el mundo europeo
y el mundo indio y se trataba, en cierta medida, de la consagración de una alianza