Necesito urgente un resumen del cuento la historia desconocida de melchora nieto: una patriota valiente del libro te cuento la independencia por favorrrr!!!!! lo necesito hoy
mairabeltran1021:
Muchas gracias es que me mandaron a leer todo el libro y hacer el resumen de cada cuento me libraste de una GRACIAS!!!
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Cuando oímos o leemos sobre la Independencia casi siempre nos encontramos con historias que nos narran batallas y acciones de hombres valerosos, que lucharon y dieron sus vidas para hacer de la Nueva Granada un país libre. Aquellas historias de héroes han llenado de orgullo a muchas generaciones, pero ésta que vamos a contar narra otros hechos de esa misma historia: los de las mujeres que vivieron aquellos difíciles momentos, mujeres valerosas que hicieron cuanto pudieron para garantizar el bienestar de sus familias y de su patria.
Puesto que un buen número de los hombres adultos de cada familia iba al ejército,
las mujeres, las hijas y los hijos pequeños se quedaban en sus hogares esperando
el regreso de los padres, esposos, hijos y novios. Sin embargo, debido a las guerras,
muchos de estos hombres eran capturados, heridos en las batallas o, en el peor de los
casos, perdían la vida como triste resultado de lo que estaba sucediendo. Por su parte,
las familias se empobrecían y enfrentaban situaciones que obligaban a las madres a
hacerse cargo de las necesidades de sus parientes.
Ambas mujeres vivieron en una época en la que las familias eran de orden patriarcal.
Esto significa que las mujeres y los hijos dependían del papá, del esposo o de un
hermano. Sin embargo, las mujeres de las ciudades poco a poco comenzaron a
organizar reuniones que se suponía eran de lectura, pero que se convirtieron en
espacios importantes para discutir planes revolucionarios. De otro lado, las reuniones
en las chicherías o los encuentros en la Plaza Mayor les permitían a las mujeres de los
pueblos enterarse de todo cuanto ocurría en el país
Fue en aquella Plaza, escenario de todas las actividades clave de la ciudad, donde se
reunió el pueblo el 20 de julio de 1810 para oponerse a las autoridades del Virrey y del
Gobernador. Como era viernes, día de mercado, la Plaza se encontraba llena de mujeres
que estaban comprando los alimentos de la semana. También había indígenas de
diferentes pueblos de la sabana de Bogotá que se aprestaban a vender sus productos.
En las Guerras de Independencia
participaron muchas mujeres que,
como Melchora y Francisca, no son
recordadas como heroínas, pero que
jugaron un papel importante en ellas:
aquellas mujeres dejaron una huella de
valor y de decisión, tanto para quienes
las conocieron cuando vivieron, como para
quienes hemos conocido su historia.
Tres años después, en 1816, el General Pablo Morillo desterró a Melchora, junto con
otras mujeres de Bogotá, a la población de Tabio en castigo por sus acciones. Cuentan
que llegó allá en compañía de sus dos hijos. Ese mismo año, Francisca también fue
desterrada junto con su familia a la población de Ubaté, donde la mantuvieron vigilada.
De Melchora sabemos que pasados varios años partió hacía la Provincia de Antioquia,
pero que finalmente regresó a Bogotá.
Se dice que Diego Pinzón Nieto, el hijo de Melchora, siendo ya un hombre, se hizo
militar y sirvió valerosamente en los ejércitos nacionales. Por su parte, su hija Vicenta
se casó con un coronel de los ejércitos patriotas y continuó con el negocio de la
familia. Ambos hijos fueron cercanos a su madre, quien al parecer pudo recuperar las
propiedades que le pertenecían y que le habían
quitado durante los años del destierro.
Entre las mujeres que ayudaron a Melchora y a
Francisca estuvieron Josefa Baraya —desterrada
años después por Pablo Morillo—, Eusebia
Caycedo, Andrea Ricaurte —ella misma
escribió sobre la Independencia y
sobre Policarpa Salavarrieta, conocida
como ‘la Pola’—, Gabriela Barriga y
Juana Petronila Nava. Ellas no solamente
alentaban al pueblo para que se mantuviera
permanentemente en estado de alerta y de
acción, sino que mandaron correos a otras partes del país para que allá también se
hiciera la revolución. Unas de estas mujeres eran criollas de reconocidas familias como
Melchora, pero otras, como Francisca, eran mujeres del pueblo.
Pasados aquellos primeros días de revueltas, las dos mujeres siguieron vinculadas
con las luchas políticas. De hecho, a comienzos de 1813, cuando los ejércitos
federalistas llegaron a Bogotá de la mano del teniente Baraya para quebrantar el
control de los centralistas, las mujeres, entre las que se encontraban Melchora y
Francisca, salieron nuevamente a las calles, esta vez en defensa del presidente
Nariño y de la causa centralista, y llevando cuchillos le quitaron las armas a los soldados federalistas a la fuerza y ayudaron a hacerlos prisioneros. Ese mismo día
se apoderaron de varias cajas de armamento provenientes de La Estancia y del
Cuartel de Milicias, dependencias que quedaban en la Plaza Mayor.
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