Respuestas
Respuesta: La acreditación tiene un papel esencial en el
proceso de construcción del Espacio Europeo de
Educación Superior (EEES). El diseño de políticas de movilidad académica y laboral no es viable sin el mecanismo de garantía de calidad que
representa la acreditación. En la propia Declaración de Bolonia se menciona a la calidad como
uno de sus principios motores, y uno de sus seis
objetivos principales se refiere a la promoción
de la cooperación europea para que se asegure
un nivel de calidad para el desarrollo de criterios
y metodologías comparables. Estas ideas son
desarrolladas en documentos posteriores elaborados por la Comisión Europea de Bruselas.
Las Agencias de carácter nacional, la ENQA
y las redes que se van tejiendo representan los
mecanismos fundamentales para la implantación
de la nueva cultura de garantía y mejora de la
calidad. Las políticas nacionales de acreditación
son diversas, unas ponen el acento en las instituciones y otras en los programas. Es muy interesante la comparación, —y el grado de homogeneización, de las guías y procedimientos
seguidos— y los criterios considerados en la publicidad de los resultados de las evaluaciones.
Hay muchos temas abiertos en «la europeización” de la acreditación, en la mejora de la calidad y el combate de la burocracia innecesaria,
en la comparación de los resultados alcanzados
con los de otros ámbitos territoriales.
dos miembros de la Unión Europea y otros países europeos para que se uniesen a la iniciativa.
La acogida que tuvo la idea nacida en la Sorbona no pudo ser mejor. Poco más de un año
más tarde, el 19 de junio de 1999 fueron 29
países2 los que elaboraron la ya famosa Declaración de Bolonia,3 que definía los principios básicos sobre los que se debía asentar la construcción del Espacio Europeo de Educación
Superior (EEES). Uno de los seis objetivos fundamentales del documento ya hacía una mención expresa a «la promoción de la cooperación
europea para asegurar un nivel de calidad mediante el desarrollo de criterios y metodologías
comparables». Calidad, movilidad, diversidad y
competitividad eran las cuatro características
buscadas al perfilar el EEES.
Al año siguiente, las conclusiones de la Cumbre de la presidencia europea celebrada en Lisboa daban un paso oportuno para vincular el
progreso de la universidad europea con el crecimiento económico, la creación de empleo de calidad y la cohesión social. La llamada Agenda
de Lisboa4 otorgaba a la Europa del conocimiento un papel principal en el escenario del
avance social en la primera década de este siglo.
Las condiciones necesarias para que las universidades pudiesen atender correctamente su importante misión han sido desarrolladas en diversos textos de la Comisión Europea en los
últimos años.5,6,7 Todo ello ha favorecido que el
proceso emprendido para hacer realidad el
EEES haya sido seguido con interés y atención
creciente, no sólo en los países de la Unión Europea, sino también en el Espacio Europeo de
Libre Comercio, en los países del este y centro
de Europa y en el resto del mundo.
El 25 de mayo de 1998, Claude Allègre, ministro de Educación, Investigación y Tecnología de
Francia, Luigi Berlinguer, ministro de Instrucción Pública, Universidad e Investigación de Italia, Tessa Blackstone, ministra de Educación Superior del Reino Unido y Jürgen Rüttgers,
ministro de Educación, Ciencia, Investigación y
Tecnología de Alemania, suscribieron un texto
conjunto que, con el transcurso del tiempo, adquiriría una relevancia singular. Era la Declaración de la Sorbona1 sobre «la armonización de la
arquitectura del sistema europeo de educación
superior». En ese documento se resaltaba que la
creación del área europea de educación superior
era un asunto esencial para promover la movilidad de los ciudadanos, su empleabilidad y el
progreso socioeconómico de la región. Concluía
la proclama con una llamada a los demás esta
Dos años después de la firma de la Declaración de Bolonia, se reunieron en Praga los ministros europeos responsables de la educación
superior en los países que se habían adherido al
proceso, con el fin de valorar los avances alcanzados y concretar las estrategias que debían seguirse en adelante. En cuanto al objetivo de
«promoción de la cooperación europea para la
garantía de calidad”, se constató9 el papel crucial que tienen los sistemas de garantía de calidad para facilitar la comparabilidad de las enseñanzas superiores en el contexto europeo.
También se acordó que la Red Europea de Garantía de la Calidad en la Educación Superior
(ENQA) y las agencias nacionales de evaluación
de la calidad existentes en bastantes países del
EEES debían contribuir a la creación de un
Explicación: