Respuestas
Respuesta:
debemos agradecer a Dios por que así como lo anunciaron al cielo algún día nos anunciaran a nosotros, y aunque Dios esta en el cielo nos sigue cuidando. Espero que te sirva
Explicación:
se agradece coronita
Respuesta: Hemos de reflexionar sobre este Misterio y sobre lo que Jesús predicó, recorriendo Galilea, y enseñaba en la sinagoga; proclamar la Buena Nueva del Reino. Es por tanto, el anuncio de la llegada del Reino de Dios que, invitándonos a la conversión, perdona los pecados de cuantos a El nos acercamos.
La práctica, poco habitual en estos tiempos, de refugiarnos y buscar consuelo en las páginas del Evangelio, nos mostrará como con las distintas escenas de la vida de Jesús, podemos contemplar las enseñanzas que nos estimulan a la meditación. Hemos de pararnos a pensar, como Jesús se dirige a cada uno de nosotros cuando nos dice que el Reino está cerca. Que ha llegado, que está dentro de nosotros y como debemos descubrirlo y consolidarlo. Esa es la gran noticia que nos da.
Solo nosotros, con nuestra actitud ante la vida, podemos hacer nuestro ese ofrecimiento que no es más que el Don de Dios. Creer y aceptar lo que nos regala y dejarnos transformar por su Gracia. Todo ello nos llevaría a conformar nuestra vida como auténticos hijos de Dios. En una palabra: la conversión.
Pero aún así, nos preguntamos, ¿cuáles son las señales que nos indican ese anuncio? ¿Cómo nos podemos acercar al Reino de Dios? Cada día comprobamos como a nuestro alrededor más y más personas buscan a Dios. Muestran (mostramos) una necesidad imperiosa de acercarnos a Él. Pues hay una señal inequívoca que, como un faro, nos va a guiar: la Fe. Vivimos en una sociedad que se encarga diariamente de ponernos a prueba sobre nuestra fe; por ello es necesario practicarla. Solo así conseguiremos traer el Reino de Dios a nuestras vidas.
También el perdón de los pecados, nos acerca al Reino de Dios. La reconciliación y el arrepentimiento bastan. Jesús cargó con la Cruz de nuestros pecados, haciendo el mayor sacrificio de Redención.
Así pues, todos estamos llamados a hacernos acreedores del Reino de Dios. Solo hemos de seguir las enseñanzas de Jesús. Convertirnos en sus discípulos y, amparados y reconfortados por sus enseñanzas, acercarnos a su Reino.
Un Dios que no fiscaliza ni castiga. Un Dios bueno y misericordioso que, como el buen pastor, mima y acoge a su rebaño protegiéndolo de todos los males que lo rodean. Miremos en nuestro interior y busquemos lo mejor de nosotros mismos para ofrecerlo a los demás. A los que sufren, a los que el dolor atenaza la existencia, a los que son azotados por la injusticia… En definitiva; desgranemos el Rosario de nuestras vidas haciendo que sus cuentas sean una forma de vida nueva que nos acerque al Reino de Dios. Solo así, conseguiremos convertirnos haciendo que Jesús entre en nuestras almas con su predicación de amor a Dios y a nuestro prójimo.
Explicación: