Respuestas
Respuesta:
Adoptar un planteamiento ante el cambio
climático desde el punto de vista de los
derechos humanos basado en el principio
de la dignidad inherente a la persona,
implica que la cifra total de desplazados
no es lo único que importa. Cada persona
que se ve obligada a abandonar su hogar
en contra de su voluntad debe disfrutar
de una solución que respete sus derechos,
los proteja y, si es necesario, los cumpla
según reconoce la legislación internacional
en materia de derechos humanos.
Los derechos humanos recogidos en
el código legal internacional que son
especialmente pertinentes al debate
sobre el desplazamiento inducido por
el cambio climático, son el derecho a
una vivienda adecuada y los derechos
derivados de ella, el derecho a la
titularidad garantizada, el derecho a no ser
desahuciado arbitrariamente, el derecho
a la tierra y los derechos derivados de
ella, el derecho a la propiedad y al uso
y disfrute pacíficos de los bienes, el
derecho a la intimidad y al respeto del
hogar, el derecho a la seguridad de las
personas, a la libertad de movimientos
y a la elección del lugar de residencia,
y la restitución o compensación por la
vivienda, la tierra y la propiedad tras el
desplazamiento forzado. Se contemplan
todos estos derechos y obligaciones con
el objeto de que las personas de cualquier
lugar puedan vivir con seguridad en su
terreno, residir en una vivienda asequible
y adecuada con acceso a todos los servicios
básicos y se sientan seguras sabiendo
que esos derechos serán plenamente
respetados, protegidos y cumplidos.
De hecho, el marco normativo que
recoge esos derechos es considerable
y está en constante evolución y en
expansión. Es extenso el cuerpo
de leyes y normas internacionales
sobre derechos humanos que los
gobiernos pueden emplear para
construir los marcos jurídicos,
políticos e institucionales necesarios
que garanticen que cualquier derecho
relacionado con el cambio climático y,
sobre todo, con soluciones duraderas
en lo que respecta al desplazamiento,
sean plenamente respetados, protegidos
y cumplidos. Sin embargo, si nos fijamos
en la actuación de los estados y de la
comunidad internacional en los últimos
60 años de experiencia en materia de
derechos humanos, y si escuchamos la
voz de millones de personas del mundo
entero que siguen sin disfrutar en lo más
mínimo de sus derechos legítimos a la
vivienda, la tierra y la propiedad, resulta
evidente que solucionar las consecuencias
del cambio climático sobre estos derechos
dista mucho de ser un tarea sencilla.
Millones y millones de personas han
perdido su casa y sus tierras debido a
los conflictos, a la codicia de inversores,
a un desarrollo mal planificado y a
los desastres naturales (terremotos,
inundaciones y tsunamis). Por desgracia,
son demasiado pocos los que han visto
sus derechos respetados o los que se han
beneficiado de una mejora lenta y gradual
en su vivienda y condiciones de vida
después de que la situación que provocó
su desplazamiento hubiera terminado o
cambiado. Esta circunstancia debe servir
para recordarnos que hemos de dar
prioridad a las estrategias basadas en los
derechos humanos a la hora de abordar la
dimensión del desplazamiento motivado
por el cambio climático. El historial del
trato que la mayoría de los países dispensa
a las víctimas del desplazamiento en
cuanto a su derecho a la vivienda, la
tierra y la propiedad es muy deficiente.
En muchas situaciones catastróficas,
los desplazados regresan a su hogar en
cuanto las circunstancias lo permiten
y emprenden rápidamente la ardua
y difícil tarea de reconstruir su vida
anterior. En otros casos, se impide a
los desplazados, de forma arbitraria o
ilegal, regresar y recuperar su hogar. Por
ejemplo, en Sri Lanka y Aceh se sigue
impidiendo físicamente a miles de ellos
regresar a su hogar tras el tsunami asiático
de 2004, a pesar de sus claros deseos
de hacerlo. Aunque se han dedicado
esfuerzos considerables a tratar el
desplazamiento y el retorno en el contexto
de conflictos armados, hace bien poco
que los profesionales han empezado a
explorar los vínculos esenciales entre el
desplazamiento, los desastres naturales
y medioambientales y las soluciones
duraderas al desplazamiento en el
marco de los derechos humanos.
Buenas prácticas
Parece que los que trabajan tras un
desastre natural alcanzan un número cada
vez mayor de conclusiones importantes.
Por ejemplo, las buenas prácticas indican
que todos los desplazados deben tener
derecho a regresar voluntariamente
(restitución de vivienda, tierra y
propiedad), y sin discriminación, a su
hogar. En otras situaciones posteriores a la
catástrofe, los esfuerzos de alojamiento
realizados in si tu han demostrado ser
el medio más eficaz para proporcionar
Explicación: