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Respuesta:
En primer lugar, los apóstoles estuvieron muy pendientes de recibir instrucciones sobre dónde debían predicar. En cierta ocasión, Jesús se valió del espíritu santo —que Jehová había puesto a su disposición— para guiar al apóstol Pablo y sus compañeros durante una expedición fuera de lo común (Hech. 2:33). Repasemos lo que sucedió (léase Hechos 16:6-10).
5 Pablo, Silas y Timoteo acababan de partir de Listra, ciudad del sur de Galacia. Al cabo de unos días llegaron a una calzada romana que los llevaba en dirección oeste hacia la región más poblada del distrito de Asia. Su intención al tomar esa ruta era visitar ciudades en las que había miles de personas que necesitaban oír el mensaje de Cristo. Pero algo los detuvo. El versículo 6 dice: “Atravesaron Frigia y el país de Galacia, porque el espíritu santo les había prohibido hablar la palabra en el distrito de Asia”. De algún modo que desconocemos, el espíritu les impidió predicar en aquella provincia. Todo indica que Jesús, valiéndose de la fuerza activa de Dios, quería conducir a Pablo y sus compañeros por otros rumbos.
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En primer lugar, los apóstoles estuvieron muy pendientes de recibir instrucciones sobre dónde debían predicar. En cierta ocasión, Jesús se valió del espíritu santo —que Jehová había puesto a su disposición— para guiar al apóstol Pablo y sus compañeros durante una expedición fuera de lo común (Hech. 2:33). Repasemos lo que sucedió (léase Hechos 16:6-10).
5 Pablo, Silas y Timoteo acababan de partir de Listra, ciudad del sur de Galacia. Al cabo de unos días llegaron a una calzada romana que los llevaba en dirección oeste hacia la región más poblada del distrito de Asia. Su intención al tomar esa ruta era visitar ciudades en las que había miles de personas que necesitaban oír el mensaje de Cristo. Pero algo los detuvo. El versículo 6 dice: “Atravesaron Frigia y el país de Galacia, porque el espíritu santo les había prohibido hablar la palabra en el distrito de Asia”. De algún modo que desconocemos, el espíritu les impidió predicar en aquella provincia. Todo indica que Jesús, valiéndose de la fuerza activa de Dios, quería conducir a Pablo y sus compañeros por otros rumbos.
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