Plantea y explica las razones que llevaron a Alemania a comenzar una nueva guerra sólo veinte años después de haber perdido una.
Respuestas
Respuesta:
ok
Explicación:
ambién esta guerra empezó con una mentira: “Esta noche, soldados regulares polacos han disparado por primera vez contra nuestro territorio”, sostuvo Adolf Hitler en la mañana de septiembre 1 de 1939 frente al Reichstag alemán. En realidad, comandos de las SS habían fingido un asalto contra la emisora de radio “Gleiwitz” en la región de Alta Silesia, lo que justificó que soldados alemanes, preparados de antemano, avanzaran hacia Polonia a través de distintos puntos fronterizos. Hitler deseaba iniciar la guerra contra Polonia. Pero el tahúr se equivocó en su cálculo. En cuestión de pocos días, Gran Bretaña y Francia se pusieron del lado de Polonia: la Segunda Guerra Mundial había empezado. Si bien en los siguientes años vendrían muchos éxitos militares para Alemania, la caída del dictador se inició aquel septiembre 1 de 1939.
En 1939, Adolf Hitler se sentía omnipotente. El pueblo alemán, en su mayoría encantado con Hitler, lo había aclamado durante su cumpleaños número cincuenta, el 20 de abril. Para la ocasión, el ministro de propaganda Joseph Goebbels había organizado festejos colosales en Berlín, los periódicos y los cines en todo el Reich estaban repletos de alabanzas al “salvador” nacional. Aquellos opositores políticos que habían logrado emigrar, tenían que confesar deprimidos que el mito del “Führer” era gigantesco en todos los estratos de la sociedad. Y el terror totalitario dentro del país mismo no había producido gran solidaridad con las víctimas por parte de la mayoría del pueblo. Hitler se siente invencible. Cuando Hermann Göring le advierte, tres días antes del inicio de la guerra, que no siempre es necesario buscar la situación de mayor peligro, el dictador le responde lacónico: “Toda mi vida he jugado a un alto riesgo”. Y hasta el momento siempre se ha salido con la suya…
Hitler Rede begründet in Rede 1.September in Berlin Zweiter Weltkrieg
Hitler declara la guerra a Polonia el 1 de septiembre de 1939, frente al Reichstag en Berlín
“Ahora se decidirá si Hitler es todopoderoso, si su dominio será de duración imprevisible, o si caerá ya mismo”. Estas palabras las escribe el profesor y escritor judío Victor Klemperer en su diario al inicio de la guerra. ¿Apoyarán los alemanes a Hitler? Sí. Al principio vacilantes (lo cual muchos recordarán una y otra vez en 1945, cuando todo esté perdido), pero después de pocos días abrumadoramente exultantes, tras escuchar las primeras noticias sobre las victorias alemanas y la derrota de Polonia, que avanza vertiginosamente. Desde su inicio, la guerra contra Polonia tiene una característica nueva y única: desde septiembre 1, los soldados alemanes se acostumbran a que la guerra y los asesinatos masivos van de la mano con la proclamación de una “Lucha étnica”. Y el ejército alemán participa voluntariamente en estos crímenes. Una verdadera orgía de crueldad se ha desatado. El día del supuesto ataque a la emisora, Hitler declara que está decidido a “aniquilar al pueblo polaco”. Sus soldados y los comandos asesinos lo ayudarán en su cometido.
La batalla se convierte en una guerra mundial
En 1939, Adolf Hitler prácticamente no tiene que temer la existencia de voces opositoras, a pesar de la grave advertencia que llega el 3 de septiembre desde Gran Bretaña: si las tropas alemanas no se retiran de inmediato de Polonia, los ingleses declararán la guerra a Alemania. Al ultimátum británico le sigue poco después el francés. Cuando conoció la noticia, “Hitler quedó como petrificado y sin palabras”, recuerda un testigo. Después de un rato, Hitler se dirige al ministro de Relaciones Exteriores, Ribbentrop, el cual está igualmente pasmado y le pregunta: “¿Y ahora?”. La campaña contra Polonia se acaba de convertir en una guerra europea.
Lo que viene después es la consecuencia forzosa del dominio nazi. Justificado y deslumbrado por las veloces victorias contra Polonia –que se encontraba en una situación militar deplorable y además a la merced de la Unión Soviética–, Hitler ataca Francia. Una vez más logra una victoria increíblemente rápida, que alimenta aún más los delirios de un dominio mundial alemán. La guerra de aniquilación contra la Unión Soviética, un año después, será el comienzo del fin. Hitler lleva a las tropas alemanas a una batalla tras otra a un ritmo acelerado, los soldados alemanes cargan como enajenados contra todo el continente. Todo empezó en septiembre 1 de 1939. Desde ese día no había marcha atrás. Adolf Hitler y el Tercer Reich alemán le declararon la guerra al mundo entero. El juego estaba condenado a convertirse en una catástrofe.