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Los motivos por los que las víctimas de una discriminación optan por no denunciar son la asimilación de la discriminación como una vivencia cotidiana y normalizada, el coste económico que puede suponer, la falta de reconocimiento legal y el amparo que tienen algunas discriminaciones, el desconocimiento sobre dónde acudir cuando se vive una situación de discriminación y la situación administrativa. Este último es un factor que conlleva una vulnerabilidad añadida respecto a reportar discriminaciones. Según los datos del informe, un 12% de las personas que han informado sobre una situación de discriminación vivida se encontraba en situación irregular, un 5% era solicitante de protección internacional y un 0,5% fueron personas refugiadas.