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La historia del hombre leopardo, es un hombre de mirada, distraída y voz triste, cuyo espectáculo coincidía en entrar en la jaula de los leopardos amaestrados y realizar varias muestras de valor, había tenido encuentros desagradables, de los cuales llevaba cicatrices, una vez tuvo un encuentro con un león, le dejó el brazo derecho con muchas cicatrices.
El hombre leopardo cuenta la historia del domador de leones a quien otro hombre detestaba, el domador de leones tenía un espectaculo su acto más importante consistía en introducir la cabeza en un León, el hombre que lo detestaba seguía el espectaculo esperando un día que el León mastique la cabeza del domador, y fue así como luego de muchos años ya estaban ambos viejos y ocurrió el fatal suceso el León se comió la cabeza del domador y el hombre que lo detestaba cumplió su cometido. El hombre leopardo llama a esto paciencia, sin embargo conocía a un hombre que no tenía tanta paciencia De Ville, un tragasables y malabarista francés, este tenía mal genio como la garra de un tigre, una vez acuchilló al maestro de ceremonias, por que este lo llamo comerranas.
Llegó un hombre al circo llamado Wallace, que no le tenía miedo a nada. Era domador de leones y también hacia el truco de la cabeza en el León. Le advirtieron que no molestara a De Ville sin embargo este hizo caso omiso, se río así como se río como De Ville metió la cabeza en balde de engrudo un día buscando pelea. Un dia De Ville peleaba con su esposa, y todos observaban atentamente, habían pasado meses desde el altercado entre Wallace y De Ville, pero el hombre leopardo vio una mirada en la cara de De Ville, al terminar la discusión se acercó a Wallace justo antes de que saliera a hacer su acto y le rozó con un pañuelo. Wallace venía haciendo su acto normal, ya parecía que no iba a pasar nada, hasta que metió la cabeza en el León, y el León lo masticó.
Luego de que pasó el alboroto el hombre leopardo se agachó en el cuerpo sin vida de Wallace y percibió el olor Rapé... De Ville había dejado caer en el cabello de Wallace el León no quiso hacerlo, solo estornudo.