Escribir un cuento sobre las anécdotas en el mar de los navegantes cuando van a descubrir nuevas tierras. (Dos carillas)
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El 3 de agosto de 1492 88 hombres partieron del puerto de Palos, en Huelva, rumbo a lo desconocido. Al mando de la expedición estaba Cristóbal Colón, un genovés viajero y persuasivo que tras años de esfuerzo logró que los Reyes Católicos financiaran un viaje de descubrimiento que pretendía llegar a las Indias por una vía nueva, la del oeste. Musulmanes y comerciantes italianos controlaban el acceso tradicional por el este al oro y las especias que llegaban de Oriente y África a manos llenas. Había que llegar a ellos de forma directa y rápida, sin intermediarios. Los portugueses habían elegido el sur, circunnavegando África. Castilla apostaba por un camino nuevo, un camino que cambiaría la historia del mundo. ¿Cuánto costó aquel primer viaje?¿Cómo se reclutó la tripulación?¿Qué comieron durante una travesía que duró más de un mes?
Cuando comenzó aquella aventura Colón tenía unos 40 años. Había nacido en Génova en el seno de una familia de tejedores. Buena parte de su vida se centró en superar su origen, fuera humilde o algo más acomodado, que de todo se ha dicho. Aunque no tanto como de su lugar de nacimiento, por aquello de que nunca escribiera en italiano. A falta de una educación formal, fue un autodidacta. Leía, sí, pero sin demasiado espíritu crítico. Marco Polo era una de sus lecturas preferidas. Hacia 1477 se desplazó a Lisboa, donde participó en el comercio del Atlántico hacia el norte de Europa. Aquí las historias casi siempre fantasiosas de los marineros cautivaron su imaginación.
En todo ese tiempo fue pergreñando su proyecto. De hecho, fue al rey portugués Juan II a quien primero se lo propuso. Lo hizo en 1484. La respuesta fue negativa. Portugal, una gran potencia marítima en la época, tenía sus propios planes y solo tardaría tres años en doblar el Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África. Eso, y que en el plan de Colón se había de partir sí o sí desde las Canarias, conquistadas por Castilla unos años antes. Esto hubiera supuesto un conflicto diplomático al que no estuvieron dispuestos (No obstante, en 1487 aprobaron un proyecto similar para encontrar "islas y tierra firme" en el Atlántico al aventurero flamenco Ferdinand van Olmen).
Con este rechazo y la muerte de su primera mujer, portuguesa, Colón decidió trasladarse a la potencia vecina, Castilla. Expone su proyecto en 1486 y una comisión de expertos de Salamanca la rechaza. Le consideraron, con razón, como un iluminado. Sus cálculos eran erróneos: Japón, llamada entonces 'Cipango' y que se creía "el origen de todas las especias del mundo y de todas las piedras preciosas", estaba bastante más lejos de lo que pensaba. Bastante más, de hecho: lo suficiente para que ninguna embarcación de la época pudiese llegar sin escalas.
1,2 millones por todo un continente
Insistente como era -probó suerte también con Francia e Inglaterra- y con importantes apoyos en la corte, siete años después los Reyes Católicos aceptaron el plan. Granada acababa de caer y ya podían dedicar sus esfuerzos a nuevas y, esperaban, lucrativas empresas.
Según el acuerdo al que llegaron, Colón obtendría los títulos de Almirante de la Mar Océana y Virrey de todas las tierras que descubriera para él y sus sucesores en perpetuidad, lo que incluia el 10% de todas las riquezas que produjeran y una octava parte de cualquier otra empresa descubridora que se organizase, una barbaridad insostenible que terminaría en 1556, cuando los herederos aceptaron conservar el título de almirante a cambio de una pensión. Por su parte, los reyes se comprometieron a financiar la empresa con dos millones de maravedíes. ¿Mucho o poco? Es más o menos los ingresos anuales de un aristócrata de provincias, según el historiador Felipe Fernández-Armesto. Otro experto en la materia, Antonio Domínguez Ortiz, tradujo esa cantidad a la actualidad y calculó que serían unos 200 millones de pesetas, es decir, 1,2 millones de euros, que además fueron financiados por unos cuantos extremeños humildes que creyeron ganarse el cielo contribuyendo con limosnas a la bula de cruzada emitida para la ocasión. Una forma muy habitual de financiación por entonces y uno de los motivos que llevaron a Lutero a la Reforma.
Seis meses tardó en reunir a los hombres, el material y los barcos. Del reclutamiento se encargaron fundamentalmente los hermanos Pinzón. La mayor parte de los 87 hombres que oficialmente -probablemente serían más, unos 100- acompañaron a Colón fueron reclutados en la propia Palos y en Sevilla, pero también había un contingente de vascos de la mano del cántabro Juan de la Cosa y al menos tres extranjeros (dos italianos y un portugués). 26 hombres subieron a bordo de la Pinta, 22 en la Niña y 39 en la Santa María. Entre ellos había un boticario, un cirujano, un escribano, un sastre y hasta un traductor, pero ninguno de ellos era mujer ni soldado ni eclesiástico. El objetivo era explorar, no colonizar ni conquistar ni evangelizar. Todavía...
Espero haberte ayudado, suerte.