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Respusta:Su llegada al Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá fue acompañada de la ovación de cientos de empresarios que se reunieron para escucharlo.
Como un profeta, el líder de los tibetanos empezó contando la historia de una familia rica de la India que fue a visitarlo para solicitar su bendición, a quienes les dijo, sin embargo, que eran ellos los que tenían medios para bendecir, gracias a su dinero.
Una persona con mucha riqueza material puede ayudar a la población pobre, pero eso no significa que haya que darles dinero. Lo que se debe hacer, a juicio del Dalai Lama, es darles educación, entrenamiento y proveerles salud para que el dinero llegue.
Tras un largo silencio, recordó que los empresarios o quienes son más ricos tienen los medios para ayudar a los demás y encauzar su fortuna de tal forma que llegue a quienes lo necesitan. Eso beneficia no solo a los pobres sino a quien comparte su riqueza.
Recordó que los más ricos del mundo, algunos amigos suyos, son esclavos porque quieren más dinero y eso es lo que prevalece en sus mentes. Durante el día hacen dinero y en la noche sueñan lo mismo.
Para los millonarios, dijo, el dinero es lo más importante y nunca están contentos con la cantidad que poseen. Como nunca están satisfechos sienten más ansiedades y en muchos casos no son felices.
La gente pobre, por el contrario, tiene menos ansiedad por el dinero, es feliz y tiene más bienestar en sus mentes, por la falta de ansiedad.
El Dalai Lama aseguró, en medio de risas, que debido a ese acceso a la comida y a la bebida empiezan problemas de sobrepeso.
Cuando miramos a alguien que tiene mucho dinero, también observamos que tiene el mismo tamaño de estómago y los mismos 10 dedos que los demás. Si tuviera 100 dedos podría llenarlos con anillos de diamantes y demás. Pero solo tiene 10 dedos. Si tuviera un estómago más grande podría llenarlo de más comida y bebida, pero ese tampoco es el caso, dijo.
Espero y te sirva.