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Como consumidores cada vez nos preocupamos por llevar una dieta sana y equilibrada, incorporar mayor peso de las frutas y verduras en nuestros menús, disminuir el consumo de azúcares y grasas, y saber el origen de dónde proceden los alimentos que compramos y consumimos.
Hoy en día hay una tendencia mayor a que como consumidores demandamos más productos respetuosos con el medio ambiente.
Esto ha supuesto una proliferación de mensajes y reclamos sostenibles y ecológicos de los productos, en especial en la alimentación.
Sin embargo, esta profusión de mensajes ecológicos dificulta que el consumidor sepa interpretar correctamente las características medioambientales de los productos, y desconoce las diferencias que hay entre los términos ecológico, biológico, orgánico y sostenible.