¿Qué es hablar con Dios? ¿Cómo se entiende y como se practica la Lectio Divina? ¿Qué nos dice Dios en la biblia? ¿Cómo respondemos a Dios cuando nos habla?
Respuestas
Respuesta:La lectura orante de la Palabra de Dios es un alimento indispensable para la vida cristiana y es, además, un modo especialmente contemplativo de orar y de acercarse a la Palabra de Dios.
El contemplativo en el mundo necesita especialmente de la Palabra de Dios porque el progreso espiritual de su vida requiere absolutamente que se encuentre a fondo con Dios y con su voluntad; y, además, porque necesita aprender a verse a sí mismo, ver la historia y ver a los demás con los ojos de Dios.
La lectio es la forma más auténtica y adecuada de leer la Palabra; especialmente para el contemplativo porque le ayuda a gustar y a «ver» la Palabra, a orar con ella –no a analizarla, criticarla o reflexionar sobre ella–.
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¿Qué es la lectio divina?
Hay muchas formas de orar y muchas formas de leer la Palabra de Dios. Nosotros nos vamos a acercar a una forma específica de orar con la Palabra de Dios, que es especialmente necesaria para alimentar la vida contemplativa. Se trata de la lectio divina o la lectura de Dios.
La lectura de la Palabra es una necesidad y una obligación de todo cristiano. La Palabra de Dios tiene que ocupar un lugar central en nuestra oración. Porque, si en la oración no prestamos atención a la Palabra de Dios, podemos caer en el subjetivismo, y quedar encerrados dentro de nosotros mismos, en una oración que no nos pone en contacto con Dios. La oración cristiana está marcada de una forma especial por la Palabra como lugar de encuentro con Dios. Cuando no hay una referencia consciente a la Biblia, cuando se desconoce la lectio, es muy fácil caer en los extremos de una piedad puramente sentimental o en la aridez de la meditación de ideas abstractas.
Cuando hablamos de lectio divina nos referimos a un método concreto de orar con la Palabra que tiene sus raíces en el Pueblo de Israel, en los padres de la Iglesia y en la experiencia multisecular de los contemplativos. Un método de oración que recomienda el mismo Concilio Vaticano II:
De igual forma el Santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos en particular a los religiosos, a que aprendan «el sublime conocimiento de Jesucristo», con la lectura frecuente de las divinas Escrituras. «Porque el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo». Lléguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, ya por la Sagrada Liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la lectura espiritual… pero no olviden que debe acompañar la oración a la lectura de la Sagrada Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre; porque «a él hablamos cuando oramos, y a él oímos cuando leemos las palabras divinas» (Dei Verbum 25).
Hay otras formas de leer y orar la Palabra de Dios, pero que ofrecen frutos muy distintos a los de la lectio. Podemos empezar diciendo lo que no es la lectura de Dios.
•La lectio queda muy lejos de las técnicas orientales que buscan el vacío interior, el silencio de las potencias o el mero autocontrol (yoga, zen, meditación transcendental) que intentan llevarnos a la fusión con un absoluto impersonal e incognoscible. La lectio me pone en contacto con un Dios concreto y cercano, Alguien que me habla de forma humana y al que puedo escuchar y responder.
•La lectio no es lectura espiritual, entendida como la lectura de cualquier libro más o menos espiritual y que ‑frecuentemente‑ no tiene nada que ver con la oración, sino con llenarnos la cabeza de ideas más o menos espirituales y edificantes. La lectio, como veremos, es sólo lectura de la Palabra de Dios que lleva necesariamente a la oración.
•La lectio se distingue de una oración mental hecha al margen de la Escritura y que busque fomentar los propios sentimientos. Con la lectio no buscamos la introspección, sino la escucha y la entrega al Dios que se manifiesta en la historia.