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No tenía nada que temer.
Empiezo a temer al invierno.
La ira del oprimido es de temer.
Es un poder a codiciar y a temer.
No parecía temer ya al Magistral.
Se dijo que no tenía nada que temer.
Había llegado el caso de temer que Mr.
Nada hay que temer de los proletarios.
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