Adela Cortina es la principal representante de la que comienza a llamarse Escuela de Valencia: un grupo de investigadores, sobre todo profesores de Filosofía Moral, que ejercen su magisterio en la Universidad de Valencia y en la Universidad de Castellón y que llevan unos años realizando un gran trabajo de organización de congresos, conferencias, publicaciones e incluso fundaciones en los que aparece la ética práctica aplicada a los ámbitos que la sociedad civil reclama: política, religión, economía, educación, empresa, investigación, medicina, ecología… Así, podríamos decir que Cortina, como otros filósofos actuales en España, ha bajado la ética del mundo ideal platónico a la calle y a la ciudad, y la ha animado no a imponerse sino a convivir con otras realidades, unas aparentemente muy diferentes como el consumo o la empresa, otras muy cercanas desde siempre como la política, la religión o la sociedad civil. Su libro Ética mínima (1987) marca el inicio de una visión de la ética que continúa la estela de Ortega, Zubiri y Aranguren en lo que se refiere a la fundamentación antropológica de los móviles morales. Cortina en obras posteriores planteará la búsqueda de los mínimos éticos con el procedimiento hermenéutico de la ética discursiva de Apel y Habermas, pero veinte años después, en 2007, Adela Cortina completará su visión de la moral con un libro titulado Ética de la razón cordial en el que recurre al concepto de cordialidad como una nueva categoría moral que cerraría la pretendida fundamentación de la moralidad. Es entonces cuando podemos hablar de razones cordiales como integradoras de la moralidad humana. Ética de la razón cordial lleva como subtítulo educar en la ciudadanía del siglo XXI, con lo que parece que Cortina vuelve a la visión ética que ya hemos mencionado y que descansa en sus antecesores Ortega, Zubiri o Aranguren: la forja de un carácter y no la indoctrinación en unos principios2 .Y es que la ética no puede convertirse en un catálogo de principios que luego se materializan en normas de comportamiento. Es necesario retomar la ética en su sentido más originario, como una forma continuada de hacer, de comportarse y de estar en el mundo. Como una manera de ajustar el quicio vital, el eje sobre el que la vida 1. Este artículo está elaborado a partir de la tesis doctoral que con el título La razón cordial y la fundamentación ética. Un estudio sobre la obra de Adela Cortina, defendí en la Universidad de La Rioja en mayo de 2014 bajo la dirección de José María Aguirre. Su texto completo está disponible en la página web de las tesis defendidas en la UR y puede consultarse libremente. En la defensa un miembro del tribunal preguntó qué era en definitiva la razón cordial. Por razones de espacio y tiempo, coordenadas ineludibles al fin y al cabo sobre las que hemos de situar nuestras tareas, no había forma de responder a la pregunta como no fuera remitiendo a la tesis en su conjunto. Sirva el presente artículo para responder y acercar la cordialidad si cabe más a la razón y dibujar así el paisaje sobre el que se fija el horizonte ético de A. Cortina. 2. CORTINA, A. Ética de la Razón Cordial, Ediciones Nobel, Oviedo, 2009, p. 11. adela cortina: el reto de la ética
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humana debe girar. La racionalidad encuentra los motivos de actuación huma-nos, digamos las virtudes, pero es necesario todavía un paso más, las virtudes no sólo hay que conocerlas sino también quererlas, apreciarlas como algo valioso, ¿de qué nos sirve conocer, si el corazón se queda atrás?, se preguntaba Gracián. Pues bien, la cordialidad es para Cortina el combustible del vuelo que la ética pretende realizar sobre la naturaleza y la convivencia humana
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