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Respuesta:
Ciencia religiosa
La ciencia y la religión pueden coexistir pacíficamente, según la Iglesia Anglicana. El año pasado, por ejemplo, el Sínodo General de la Iglesia Anglicana aprobó una moción después de que una abrumadora mayoría acordara que la religión y la ciencia pueden coexistir pacíficamente.9
Explicación:
Respuesta: Steven Weinberg, físico estadounidense ganador del Premio Nobel de física en 1979, escribe en The New York Review of Books que las creencias religiosas se han debilitado en Occidente gracias al avance científico, que ha golpeado algunas de las bases de la religiosidad. Una de ellas: el hecho de que la ciencia explique fenómenos antiguamente considerados como misteriosos (el trueno o el fuego). Otra importante tensión es que la ciencia nos haya obligado a replantearnos el papel del ser humano en el mundo: de ser un actor creado por Dios ha pasado a ser un producto de la evolución animal. En definitiva, señala Weinberg, la ciencia ha debilitado las creencias religiosas. ¿Cómo se puede vivir sin Dios a partir de ahora? Según el físico, disfrutando de la vida y tomándola con humor. Por Yaiza Martínez.
Las creencias religiosas se debilitan por el avance científico
Steven Weinberg, físico estadounidense ganador del Premio Nobel de física en 1979 por combinar el electromagnetismo y la fuerza nuclear débil en el Modelo electrodébil, escribe en un reciente artículo publicado por The New York Review of Books acerca del conflicto derivado de la expansión de la ciencia y el debilitamiento paralelo de las creencias religiosas.
El ser humano ha pasado de considerarse un actor creado por Dios para desempeñar su papel en un gran drama cósmico de pecado y salvación a tener que aceptar que nuestro hogar, la Tierra, es tan sólo otro planeta más que gira alrededor del sol; que nuestro sol es tan sólo una estrella entre cientos de miles de millones de estrellas de una galaxia que, además, está entre miles de millones de galaxias visibles.
Otro descubrimiento importante, y que también cambiaría el concepto que teníamos de nosotros mismos, fue el realizado por Charles Darwin, que señaló que el ser humano es un producto de la evolución a partir de animales que nos precedieron. Es decir, que no existe un plan divino que explique la existencia de la humanidad.
Una tercera fuente de tensión entre ciencia y religión ha sido más revelante para la cultura islámica que para la cristiandad. Alrededor de 1100, el filósofo sufí Abu Hamid al-Ghazzali argumentó en contra de la idea de las leyes de la naturaleza. Siendo como fue el filósofo islámico más influyente, sus ideas ayudaron a que el Islam rechazara la ciencia. Un reflejo de este rechazo fue la quema de todos los textos médicos y científicos llevada a cabo en Córdoba en 1194.
Hoy día, señala Weinberg, hay ya científicos importantes procedentes de los países islamistas, como el físico pakistaní Abdus Mohammed Salam, que en 1979 ganó el Premio Nobel. Pero, en los últimos 40 años, el caso de Salam ha sido una excepción.
En ciencia no hay profetas infalibles
La cuarta fuente de tensión entre ciencia y religión es la siguiente: las religiones tradicionales se basan en la autoridad, representada por un líder infalible (un profeta, un Papa, un Imán) o por un texto sagrado, como la Biblia o el Corán.