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Su acomodada posición económica y las ventajosas relaciones familiares le permitieron partir a Europa en 1793 para continuar sus estudios, luego de haber realizado los primeros en el seno familiar. Así pues, a la edad de diez años abandonó Guayaquil y se dirigió al colegio de Nobles Americanos de Granada, España, institución en la cual decidió abrazar la carrera militar. Tiempo después complementó su formación humanística en el colegio de Saint-Germain, en Francia.
En esta institución estudió lenguas clásicas y modernas, condición que le permitió leer varios autores clásicos en su idioma original. En Francia alternó con la nobleza napoleónica y con intelectuales y políticos de la época, como Simón Bolívar, Carlos Montúfar, Alejandro Humboldt y Amado Bonpland, entre otros.
De regreso a su país, entabló relaciones con los próceres del 10 de agosto de 1809 de Quito y fue elegido alcalde de Guayaquil. En 1813 participó como Diputado por Guayaquil en las Cortes de Cádiz. Al negarse a participar en el besamanos al rey Fernando VII, fue decretado su arresto, del cual pudo escapar refugiándose en Francia. Aprovechó entonces para recorrer toda Europa, incluida Rusia.
En 1816 logró embarcarse para La Habana, y de allí pasó a Guayaquil, donde se dedicó a arreglar sus asuntos y a dar clases de francés, imponiendo a sus alumnos la lectura de autores franceses de corte revolucionario. Para complacer a su madre, que no deseaba que su hijo se implicara en problemas políticos, en 1819 se trasladó a Lima. Allí se dedicó al negocio del tabaco. Posteriormente pasó a Cuba, donde trabajó como periodista.
En 1820 viajó de nuevo a España, probablemente en misión secreta de Bolívar, para enterarse con certeza de la situación en la península. A partir de 1822 se documenta su participación en la lucha contra el general Agustín de Iturbide en México, y luego como diplomático de este país ante Estados Unidos, Dinamarca y Hannóver, pero sobre todo ante Londres. Allí fundó el periódico Ocios de unos emigrados españoles en Londres, en el que intervenía un grupo de liberales españoles.
En 1829 regresó nuevamente a México, pero se negó a colaborar con el presidente Anastasio Bustamante porque había derrocado al legítimo presidente, el general Vicente Guerrero. Por esta razón se le negó el pasaporte para seguir viaje a Guayaquil. Ante el inminente enfrentamiento religioso que se vislumbraba en el norte de México, escribió Ensayo sobre la tolerancia religiosa, por el cual fue apresado y sometido a juicio, del que fue declarado inocente. Otra obra literaria, El Fénix de la libertad, le mereció de nuevo mes y medio de arresto.
Finalmente pudo dejar México y llegar a Colombia. Allí sostuvo una agria entrevista con Simón Bolívar (que para entonces ya era "usurpador"), de forma que el Libertador escribió al presidente del Ecuador, Juan José Flores, previniéndole contra Rocafuerte, por ser antimilitarista. En 1833 llegó a Guayaquil y se unió al grupo "El Quiteño Libre", primer embrión del partido que luego lo elegiría diputado por Pichincha al Congreso de 1833.
En este Congreso se concedieron facultades extraordinarias al Gobierno; Rocafuerte protestó enérgicamente, y Juan José Flores ordenó su captura y su destierro. Un grupo de militares lo liberó y lo proclamó jefe del alzamiento militar de Guayaquil, lo cual dio origen a una prolongada guerra civil. Flores logró reducir a Rocafuerte en la isla de Puná, pero lejos de ajusticiarlo -como todos esperaban-, llegó a un acuerdo con él y juntos se enfrentaron a las fuerzas de Vadivielso.
El 10 de septiembre de 1834, Rocafuerte fue aclamado por el pueblo guayaquileño como presidente de la República, pero puso a las órdenes de Flores el ejército que había logrado formar, y juntos consiguieron la victoria definitiva en la batalla de Miñarica, cerca de Cuenca. El 31 de enero de 1834 fue proclamado Jefe Supremo del Estado en Quito y el 1 de febrero en Cuenca, con lo que se consolidó la unidad nacional en torno a su persona. En febrero convocó la Convención Nacional en Ambato, de la cual excluyó al clero. Esto le valió la excomunión por parte de la jerarquía eclesiástica, a la cual él respondió con el destierro al Perú del Vicario y otros sacerdotes que se oponían a sus ideas.
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