• Asignatura: Historia
  • Autor: TathyNicolle0426
  • hace 7 años

¿Cómo se dieron los cambios de la educación en Europa? ​

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Respuesta dada por: kradox
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La educación comenzó como un puro placer. El término griego “scholê” (la s y la ch se pronuncian por separado) significa tranquilidad, tiempo libre, ese momento en que uno hace cosas para sí una vez concluidos los tediosos deberes. El lugar donde la gente se encontraba era el “gymnaseion”, derivado de “gymnos”, desnudo, puesto que ante todo se practicaba la competición deportiva y entonces brillaba la magnificencia de los cuerpos clásicos sin incómodos ocultamientos. Además, allí se encontraba gente con la que merecía la pena hablar, uno podía escuchar atentamente los debates y el arte poético y los jóvenes ansiosos de aprender se juntaban con hombres experimentados en una relación con un claro acento erótico.

Esta idea de educación cobró un carácter sistemático en el siglo IV a. C. con Platón , que creó su “Academia” en Atenas, en el bosquecillo de Zeus Akademos. Su ejemplo fue seguido por todas las escuelas filosóficas que a partir de ese momento fueron surgiendo poco a poco. En aquel entonces, la filosofía todavía no era esa materia estrictamente delimitada que es hoy en día, sino el más pleno conocimiento de lo que uno podía saber y de cómo se debía vivir. En su afán por alcanzar la verdad, el filósofo incluía en sus estudios matemáticas, música, literatura y retórica, y también las ciencias naturales, en la medida en que la Antigüedad ha desarrollado realmente un saber de este tipo. Solo las habilidades prácticas no tenían cabida aquí; el artesano, el “banausos”, era despreciado por los griegos.

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Respuesta dada por: facuortiz1227
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La educación comenzó como un puro placer. El término griego “scholê” (la s y la ch se pronuncian por separado) significa tranquilidad, tiempo libre, ese momento en que uno hace cosas para sí una vez concluidos los tediosos deberes. El lugar donde la gente se encontraba era el “gymnaseion”, derivado de “gymnos”, desnudo, puesto que ante todo se practicaba la competición deportiva y entonces brillaba la magnificencia de los cuerpos clásicos sin incómodos ocultamientos. Además, allí se encontraba gente con la que merecía la pena hablar, uno podía escuchar atentamente los debates y el arte poético y los jóvenes ansiosos de aprender se juntaban con hombres experimentados en una relación con un claro acento erótico.

Esta idea de educación cobró un carácter sistemático en el siglo IV a. C. con Platón , que creó su “Academia” en Atenas, en el bosquecillo de Zeus Akademos. Su ejemplo fue seguido por todas las escuelas filosóficas que a partir de ese momento fueron surgiendo poco a poco. En aquel entonces, la filosofía todavía no era esa materia estrictamente delimitada que es hoy en día, sino el más pleno conocimiento de lo que uno podía saber y de cómo se debía vivir. En su afán por alcanzar la verdad, el filósofo incluía en sus estudios matemáticas, música, literatura y retórica, y también las ciencias naturales, en la medida en que la Antigüedad ha desarrollado realmente un saber de este tipo. Solo las habilidades prácticas no tenían cabida aquí; el artesano, el “banausos”, era despreciado por los griegos.

Sin embargo, a los romanos este ideal de educación les resultaba extremadamente sospechoso. Un romano como es debido debía interesarse por lo militar, la política, el derecho, la agricultura y la historia (a saber, la gloriosa historia del pueblo romano); como mucho, podía saber también de arquitectura y del arte de la ingeniería. Los planteamientos griego y romano solo coincidían en un único punto: en el gran valor que daban a la retórica, que también necesitaban los romanos para hablar ante el tribunal o en el Senado. Cicerón, instruido a la manera griega, trató de hacer atractiva la formación griega a sus compatriotas en el siglo I a. C. declarándola instrucción imprescindible del orador perfecto. Lentamente, va avanzando el gran proyecto clásico doble grecolatino del que Europa se alimentará durante tanto tiempo.

Un romano como es debido debía interesarse por lo militar, la política, el derecho, la agricultura y la historia

Ese era el aspecto que tenía la curva de nivel de la educación en la Antigüedad. Por supuesto, en aquel entonces también había que empezar por los niños. Entre los griegos, las escuelas primarias a veces estaban sustentadas por la comunidad, mientras que entre los romanos fueron privadas durante mucho tiempo; a mediados de mes, los alumnos llevaban al maestro ocho ases como tasa escolar, una suma más bien modesta. Mientras que los profesores de filosofía y retórica solían gozar de gran prestigio, los maestros de estas escuelas elementales suscitaban escaso respeto y desempeñaban su función con la vara en la mano (probablemente la constante más persistente de la enseñanza europea en general). Se creía que sin golpes no quedaría suficientemente grabado en los alumnos lo que leían en sus manuales, en voz alta y en coro, pues leer en silencio para uno mismo constituye un logro reciente.

Y las niñas siempre estaban en desventaja; allí donde participaban en la formación, casi siempre había que agradecérselo a una rebaja hecha a sus padres. En Europa siempre ha habido mujeres muy instruidas. Pero durante mucho tiempo fueron casos aislados que despertaban el mismo asombro que una aberración de la naturaleza.

A finales de la Antigüedad, la vida cambió por completo. Los analfabetos germanos inundaron el imperio romano y los dioses paganos retrocedieron ante el avance del cristianismo. El Medievo solo conocía una única institución sustentadora de la formación y la tradición: la Iglesia. Cuando en las escuelas de los monasterios enseñaban a leer y a escribir, siempre era en latín. Las lenguas populares europeas seguirán siendo prácticamente ágrafas durante mucho tiempo. El latín era la Escritura Sagrada (el hecho de que el Nuevo Testamento en realidad estuviera redactado en griego cayó en el olvido), y en latín se entendía la comunidad de clérigos y personas cultas que abarcaba toda Europa, aunque solo perteneciese a ella una fracción de la población. El panorama educativo europeo nunca ha sido tan uniforme como en el Medievo.

El Medievo solo conocía una única institución sustentadora de la formación y la tradición: la Iglesia

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