Semejanzas y diferencias de Artículos periodisticos de las creencias populares entre El Covid19 y La Fiebre amarilla Ayúdenme por favor

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Respuesta dada por: erickjurado765
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Al calor de la actual pandemia ocasionada por el COVID-19, ha surgido interés por estudiar episodios epidémicos del pasado. En verdad, han sido varias las situaciones catastróficas, donde las muertes se contaban por miles en lapsos muy cortos de tiempo y primaba un pánico generalizado. Los gobiernos se veían sobrepasados y las contradicciones sociales se expresaban en su versión más cruda. La siguiente retrospectiva se centra específicamente en Argentina, pero ante la extensión de un virus por el mundo a una velocidad nunca antes vista, cabe reflexionar sobre los efectos que pueda tener en el país en plena crisis económica.

La fiebre y los conventillos

En 1871, Buenos Aires contaba con aproximadamente 180.000 habitantes. Era una ciudad muy precaria donde, al no existir cloacas, los excrementos iban a pozos ciegos que contaminaban las napas, y en consecuencia, también aquellos pozos de donde se obtenía agua para consumo humano mediante aljibes. La otra fuente para obtener agua era directamente del río, donde saladeros y mataderos arrojaban sus desperdicios. Estos focos permitirían la propagación del mosquito Aedes aegypti que ocasionó los primeros casos de fiebre amarilla en enero. La enfermedad tuvo su pico en abril donde hubo días con más de quinientas defunciones y para junio, cuando se declara el fin de la epidemia, las muertes totales alcanzaban al menos 14.467 personas (un 8% de la población).

El presidente Sarmiento y su gabinete se retiraron a sus quintas fuera de la capital, al igual que las familias pudientes que abandonaron sus residencias en el sur para recluirse en el norte de la ciudad y ponerse a salvo de la epidemia que tuvo sus primeros casos en los barrios de San Telmo y La Boca. En Buenos Aires, la mitad de la población era extranjera: se trataba de inmigrantes que vivían hacinados en conventillos contra los que se apuntaría como responsables de la propagación de la enfermedad, siendo varios de ellos desalojados, sus viviendas clausuradas y sus pertenencias quemadas. Los precios de los alquileres fuera de la ciudad se elevarían, dejando a los trabajadores más pobres librados a su suerte (1).

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