resumen de El 19 de septiembre de 1985, el día del temblor, es una fecha que quedó marcada en el inconsciente colectivo de los capitalinos que lo vivimos. Un recuerdo bien resguardado entre paredes de ladrillos hechos con una siniestra mezcla de sangre, huesos y tierra. Los que nacieron en el 86 y en fechas posteriores no lo entenderán. La gente que vive en los estados quizá no lo comprendan. Nos llamarán exagerados, porque no llegan a dilucidar a qué grado cambió la vida de los que aquí somos. Hasta las 7:19 horas de ese día, yo era un pequeño niño de 6 años entusiasmado por el cambio sorprendente que representaba para mí ir a la primaria. Dos puntos cinco minutos después yo era una persona diferente. No les cuento esto como un ejercicio de la memoria de un niño que trata de recordar los detalles de un evento traumático de hace más de 30 años. Les hablo con la frescura de quien lleva narrando esta crónica de hechos 2 o 3 veces al año durante los últimos 6 lustros. “La historia del Terremoto de alguien que vivía en el centro”. Mi hogar se encontraba en la Calle de República de Argentina número 67, departamento 36. Era el cuarto piso (quinto, si cuentan la planta baja como uno). Bien o mal, allí vivíamos madre, (que de una vez les advierto que se llama Anita, no Ana), padre, dos hijos y una tía, de nombre Aurora, que había llegado de Durango hacía un año para estudiar en la Escuela Nacional para Maestras de Jardín de Niños que está en Barranca del Muerto. Nuestro edificio (y específicamente nuestro departamento que estaba en la azotea) tenía la peculiaridad de compartir barda con Casa de Moneda (lo que hoy es el Museo Numismático Nacional). A las 7:18 de ese 19 de septiembre mi madre, mi hermana de dos años y yo estábamos en el baño. Mi madre bañando a mi hermana y yo secándome después del regaderazo, preparándome para la escuela. A muchos kilómetros de allí, mi tía se encontraba en el tercer piso de la Nacional de Educadoras platicando con sus amigas en un balcón y mi padre sabrá Dios en qué punto se encontraba entre la casa y su trabajo, en el Hipódromo de las Américas. A las 7:19 el mundo decidió que era buen momento para sacudirse con la fuerza de 8.1 grados Richter. Todo se convirtió en polvo. Mi madre sujetó fuertemente a mi hermana en los brazos y cerró como pudo la puerta del baño. Me jaló hacia ella y nos “hicimos conchita”. Un estruendo ensordecedor surgió de no sé dónde. Yo tenía los ojos bien abiertos, no recuerdo tener miedo, pero tampoco recuerdo que estuviera seguro de lo que estaba pasando. La puerta se abrió de nuevo de forma abrupta y un cacho de la pared de la sala había dejado de existir. Entre el polvo se podía distinguir una escuela de señoritas que se encontraba en un edificio de la Calle de Apartado, frente a la panadería “Tampico”. Juro que vi la silueta de una chica aventándose del edificio mientras éste se desmoronaba por el sismo, es una de las cosas que más recuerdo de mi vida
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Respuesta:
EL SISMO DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE 1985
México es un país cuya historia ha estado ligada al fenómeno sísmico como lo muestran los códices de las civilizaciones anteriores a la conquista.
Sin embargo, la información sísmica referente a los terremotos ocurridos en la República Mexicana anteriores al siglo XX es casi nula.
El primer temblor de gran intensidad data del 7 de junio de 1911 conocido como "el sismo de Madero" ya que éste se produjo paradójicamente cuando Francisco I. Madero hacía entrada a la capital. Este temblor afectó la región situada entre los estados de Jalisco y Colima. En esa ocasión se registraron más de 45 muertos. A causa de este sismo desapareció del mapa el municipio de Ciudad Guzmán.
El 28 de julio de 1957 se registró en la Ciudad de México, un temblor de magnitud 7.7 cuyo epicentro se localizó frente a las costas de Guerrero, alcanzó la intensidad de X en la escala de Mercalli. Se recuerda como "el sismo del Ángel", porque a causa del movimiento se cayó dicha estatua que corona la Columna de la Independencia. El saldo total de dicho terremoto fue de 52 muertos, 569 lesionados, más de 100 derrumbes y pérdidas materiales calculadas en 100 millones de pesos de aquella época.
Pero el terremoto del 19 de septiembre de 1985, fue el más mortífero y destructivo que se ha registrado en la historia de la ciudad de México. El epicentro se localizó en las costas de Michoacán y Guerrero, rotura del contacto entre las placas de Cocos y de Norteamérica, en una extensión de 50 km x 170 km y unos 18 km de profundidad. Su magnitud fue 8.1, según informó el Instituto de Geofísica de la UNAM, con una duración de casi cuatro minutos, de los cuales, un minuto y treinta segundos corresponden a la etapa de mayor movimiento.
Explicación:
La tierra volvió a temblar en México cuando se cumplen exactamente 32 años del mayor desastre en la historia de ciudad de México.
A las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985 la capital del país se sacudió con un sismo de magnitud 8,1.
El movimiento devastó a la zona centro de la ciudad, provocó daños severos en cientos de edificios y causó la muerte de miles de personas.
No se conoce el número exacto de víctimas que dejó ese sismo: el gobierno dijo que fueron 3.692. La Cruz Roja Mexicana señala que la cifra superó los 10.000.
El número de personas afectadas por el desastre, entre damnificados y quienes sufrieron secuelas psicológicas, tampoco se conoce.