• Asignatura: Religión
  • Autor: paolapodnb
  • hace 6 años

“Jesús en la historia” ¿Existió realmente Jesús?


cruzsara040607: si el exitio

Respuestas

Respuesta dada por: jorge7347
6

Respuesta:

si por eso estamos nosotros en la tierra


sofiagarciagrossolli: Es una respuesta que cada uno debe formar, nadie te puede inculcar una creencia.
Respuesta dada por: davidtumay2010
10

Respuesta:

La crucifixión de Jesús es uno de los episodios generalmente aceptados por los historiadores. Autor: Peter Gertner

Sin embargo, para el arqueólogo e historiador de las religiones y del judaísmo Byron McCane, de la Universidad Atlántica de Florida (EEUU), tanto el bautismo como la crucifixión son historias que los primeros cristianos difícilmente habrían inventado, ya que ninguna de las dos “apoyaría sus intereses de ningún modo”, dice a OpenMind. “El bautismo muestra a Jesús como un discípulo de (y por tanto inferior a) Juan el Bautista, y la crucifixión era un castigo humillante reservado a los delincuentes”.

AMPLIO CONSENSO ENTRE ACADÉMICOS

Pero las referencias antiguas a Jesús no solo se encuentran en los autores cristianos, un argumento que avala la historicidad del personaje: “Se le menciona también en textos antiguos judíos y romanos”, apunta McCane. Así, en torno al año 93, el historiador fariseo Flavio Josefo dejó en su obra Antigüedades judías al menos una referencia indiscutible al “hermano de Jesús que se llamó Cristo”. Dos décadas después también escribieron sobre Jesús los romanos Plinio y Tácito; este último detalló que el fundador de la secta de los cristianos fue ejecutado durante el mandato del emperador Tiberio, gobernando Poncio Pilato en Judea.

Relicario del Santo Clavo en la catedral de Trier, en Alemania. Crédito: Rabax63

En definitiva, la abundancia de textos históricos convierte la existencia real de Jesús en lo que McCane define como un “amplio y profundo consenso entre los académicos”, con independencia de sus creencias religiosas. “No conozco ni he oído a ningún historiador o arqueólogo formado que dude de su existencia”, añade. Con toda esta carga de pruebas, para Meyers “quienes niegan la existencia de Jesús son como los negacionistas del cambio climático”.

Y todo ello a pesar de que los restos físicos son virtualmente inexistentes. “No hay pruebas arqueológicas directas de Jesús; las pruebas no textuales comienzan alrededor del año 200”, dice Gathercole. Dejando aparte la arqueología referente a episodios de la vida de Jesús cuya veracidad se cuestiona, la crucifixión se ha relacionado con diversos artefactos. Abundan los presuntos fragmentos de la cruz dispersos por las iglesias de Europa; tantos que, según escribió en 1543 el teólogo protestante Juan Calvino, con todos ellos podría llenarse un barco. Algo similar ocurre con los clavos: se han contabilizado hasta 30.

EL ANÁLISIS DE LA SÁBANA SANTA

En cuanto a la Sábana Santa de Turín, el sudario del que se decía que envolvió el cuerpo de Jesús, se reveló como una falsificación medieval. Según McCane, no corresponde ni a una tela del siglo I —ese tipo de tejido se inventó siglos después—, ni a un hombre del siglo I —su estatura y fisonomía no concuerdan con la Galilea de entonces—, ni a un enterramiento del siglo I —los judíos de la época no envolvían a sus muertos con una sola pieza—.

Imagen positiva y negativa (tras la aplicación de filtros digitales) de la Sábana Santa de Turin. Crédito: Dianelos Georgoudis

Precisamente la Sábana Santa ha sido también objeto de examen de una de las últimas técnicas incorporadas a la investigación histórica de Jesús: el análisis de ADN. En 2015, un estudio descubrió que el lienzo contiene material genético de múltiples personas de distintos orígenes étnicos, desde Europa occidental hasta Oriente Próximo, Arabia e India.

Naturalmente, para un análisis de ADN no existen restos óseos que puedan asignarse directamente a Jesús, lo que sería incompatible con la creencia cristiana en su resurrección. Según la tradición, la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén alberga el lugar de enterramiento, descubierto y preservado por el emperador Constantino en el siglo IV. Aunque es imposible determinar si aquella fue la verdadera tumba de Jesús, un estudio publicado el pasado junio ha datado la construcción en el siglo IV, corroborando los datos históricos.

Algunos investigadores han indagado en la posibilidad de relacionar el ADN con el osario de Santiago, el “hermano” de Jesús. Crédito: Paradiso

Sin embargo y como relatan el genetista de la Universidad de Oxford (Reino Unido) George Busby y el experto bíblico Joe Basile en su documental The Jesus Strand: A Search for DNA (2017), algunos investigadores han indagado en la posibilidad de relacionar el ADN de dos fuentes: por un lado, el presunto osario de Santiago, el “hermano” de Jesús; por otro, los fragmentos óseos hallados bajo las ruinas de una iglesia en una isla búlgara del mar Negro, y que podrían corresponder a Juan el Bautista. Si Juan y Jesús eran parientes, el análisis comparativo de ambos restos podría acercarnos a los mismísimos genes de Cristo.

EXPLICACION

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