Por qué, si el glifosato es tan dañino para la salud de la población, aún se sigue comercializando en el mundo? ¿Qué tipo de legislación o regulación existe en Chile en relación con la comercialización y el uso del glifosato en la agricultura? ¿Qué implicancias éticas, sociales, económicas y ambientales surgen del uso de diversos tipos de herbicidas o pesticidas en la agricultura?
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El Dilema ético en el uso de los herbicidas
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22 Abril 2019
Varios gobiernos en latinoamérica han vuelto a abrir el debate sobre la reanudación de la fumigación con glifosato en los cultivos de uso ilícito. Esto ha levantado suspicacias respecto a los impactos sobre la salud y la biodiversidad de este poderoso herbicida.
||Autor Fotografía: wiki commons
El glifosato y otros herbicidas: ¿son la solución más eficiente?
Los herbicidas han sido tradicionalmente empleados para mejorar la eficiencia de los cultivos, contar con cosechas más cuantiosas e intervenir los ciclos naturales con objeto de maximizar las utilidades económicas resultantes de aquel proceso. Sin embargo, suelen ser muy dañinos con las poblaciones de pájaros y con la biodiversidad de la zona, puesto que pueden no discriminar en qué planta están matando.
Recientemente se ha planteado por parte del Presidente don Iván Duque, de Colombia, la posibilidad de volver a implementar el uso del glifosato, el cual fue permitido por vez última durante el mandato de Álvaro Uribe. En el país cafetero este herbicida ha sido comúnmente utilizado para intentar erradicar, con limitado éxito, los cultivos de hoja de coca en las zonas más selváticas y remotas que hay en Colombia.
El uso del glifosato logra erradicar la mata de coca de una manera fácil, pero el problema es el costo y lo poco eficiente en términos de sostenibilidad a largo plazo. Para sólo erradicar una hectárea de coca deben fumigarse 30 hectáreas, con los consiguientes costos ambientales y sociales. Transformar territorios cocaleros y recuperar sus suelos puede tomar alrededor de 20 años, con la consiguiente pérdida del uso de dichos suelos con fines alimentarios o de preservación de biodiversidad.
Junto con esto, la comunidad internacional ha sido enfática en condenar el glifosato, o al menos su uso indiscriminado. En el informe de una rama de la OMS, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), concluyó que deberían detenerse las aspersiones aéreas de glifosato sobre cultivos con biodiversidad desconocida, por ser ““probablemente carcinogénicos para los seres humanos”, o categoría 2A.
Esta calificación dada por la OMS despertó las alertas para empresas como Monsanto, la cual produce el conocido herbicida roundup desde 1970 -utilizado en todo el planeta- y que tiene como agente activo al glifosato. La evaluación realizada por la IARC es de especial importancia para Monsanto, empresa multinacional que produce el herbicida Roundup desarrollado en la década de los años 70 y cuyo agente activo es el glifosato. ¿Qué tan confiable es esparcir este compuesto a destajo sobre plantas y ecosistemas que también pueden desaparecer producto de su aplicación?
Un gran impulso para la implementación del glifosato ha sido la declarada lucha contra las drogas, pues este herbicida teóricamente ayuda a erradicar cultivos importantes de opioides y coca alrededor del mundo. Sin embargo, es importante aplicar ciertos principios previo a la implementación de un compuesto químico del cual se desconoce la totalidad de los efectos que podría llegar a causar.