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Respuesta: Por lo general, se presenta este texto bíblico en el llamado "domingo de ramos", como un mensaje de esperanza, porque tiene que ver con la "entrada triunfal" de Cristo en Jerusalén, a pocos días de ser apresado, juzgado y crucificado.
"Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna."
Recordemos que en nuestro programa anterior vimos que en los versículos que preceden a éste se nos presentaba un oráculo, palabra que proviene del latín oraculum y significa "respuesta que da Dios", con una serie de juicios anunciados a las naciones que rodean Israel, así como la liberación prometida de la nación.
La mayoría de los intérpretes coinciden en que se trata de una profecía sobre las victorias del famoso conquistador griego Alejandro Magno, pronunciada unos doscientos años ante de que él marchara sobre Palestina. Y sus acciones, proveen a este pasaje de una analogía del regreso de Cristo para juzgar a las naciones y salvar a Israel al final de la Gran Tribulación anunciada en el libro de Apocalipsis.
También quisiéramos observar lo que nos dice el Evangelio según Mateo. Aunque todos los escritores de los evangelios señalan una entrada triunfal del Mesías, Mateo es el único que sigue en cierto modo el matiz aportado por el profeta Zacarías. Juan nos presenta, por así decirlo, un comentario sobre la profecía de Zacarías. En lugar de decir "regocijaos", él dice: "No temas". (Juan 12:15). Pero en cuanto a Mateo, en el capítulo 21 de su evangelio, versículos 1 al 5, dice: "Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está en frente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: el Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga".
Él dice: "Decid a la hija de Sion". Él no dice: "Alégrate mucho, hija de Sion". Usted también puede comprobar que Mateo no menciona: "Justo y Salvador" como lo hace Zacarías. Así es que, tenemos aquí dos omisiones curiosas que merece la pena comentar. La pregunta es, ¿por qué dejó fuera Mateo estas dos palabras? ¿Tal vez no pudo u olvidó citarlas correctamente? ¿Las desconocía, quizá?
En nuestra modesta opinión, amigo oyente, esto no puede haber sucedido así. Los cristianos creemos en que toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, ha sido inspirada totalmente, completamente, por el Espíritu Santo. Creemos que la Biblia, aunque ha sido escrita por manos humanas y por escritores de carne y hueso, sólo tiene, en cambio, un autor, que es Dios.
Así que tanto Zacarías, como Mateo, ambos escribieron con casi 500 años de diferencia, palabras que ya estaban en la mente de Dios, no pudiendo por tanto haber ningún error. Vamos a concentrarnos y considerar este versículo que tenemos ante nosotros en el texto en Zacarías.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee contaba cómo, en una ocasión, él se encontraba de paso en la ciudad de San Francisco, en California, en la época en que concluyó la Segunda Guerra Mundial. En aquella ocasión, llegó a esa ciudad el famoso General militar estadounidense Douglas MacArthur, que acababa de regresar de Japón. Las autoridades le esperaban en el aeropuerto y le llevaron hasta el hotel. Ahora bien, en la zona se había congregado tal aglomeración de gente que ningún vehículo podía transitar. Al Dr. McGee se le había advertido, por medio de un amigo, que era recomendable, para no perder su tren, estar temprano en la estación. De modo que él llevó sus maletas temprano, las facturó y decidió regresar a la ciudad para cenar. Cuando poco después salió del restaurante, observó que la calle estaba completamente atestada de un alegre y bullicioso gentío. Allí había tal cantidad de gente que apenas se podía caminar, y mucho menos coger un taxi para regresar a la estación de tren. Por ello, se resignó a regresar caminando hasta la misma, justo a tiempo para coger su tren. Al día siguiente los periódicos publicaban en portada que ésta había sido la verdadera entrada triunfal para el General MacArthur en su viaje de regreso a los Estados Unidos de América.
Explicación:
espero te sirva