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Trata de un niño llamado Miguel, que es desobediente, desordenado y hacía muchas travesuras. Un día, su madre se hartó de Miguel y le dio una carta diciendo que él estaba despedido, que tendría que irse de casa con un plazo de 30 días. Miguel pensaba que era un broma, pero conversación tras conversación con su madre, se di cuente de que iba en serio. Entonces se portó bien durante el mes. Miguel tenía que ir al colegio el día en el que se levantó tarde. Pero fue a hablar con su madre y era el día en el que Miguel tendría que irse de casa. No quería irse, pero no tenía otra elección.
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