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Mujeres en el Perú precolombino
Se dice que el tercer milenio es de la mujer, pues la lucha por ser visibilizada está dando sus frutos y son muchas las que destacan gracias a su talento y empeño. Pero este milenio también tiene una importancia singular para los peruanos; replantear el papel que tuvo la mujer en las culturas prehispánicas.
Fue en Huarmey, Áncash, donde la arqueóloga Patrycja Przadka-Giersz, al frente del grupo de arqueólogos polacos y peruanos, descubrió el 2012, la tumba de élite femenina Wari que guardaba desde algún punto del período Wari (600 al 1500 d.C.) 47 esqueletos de mujeres de alta estirpe. Lo interesante es que las edades fluctuaban desde los 60, como el de la dama principal de la cámara central, hasta 35 a 40 y 50 y 13 en otras cámaras. Todas se hallaban en el denominado salón rojo. Consideremos que ese color tenía una simbolización especial entre las culturas precolombinas.
Para ingresar al pasado tenemos dos herramientas valiosas: la antropología y la arqueología. Unidas nos dan resultados grandiosos como el descubrimiento de la tumba de las Señoras de Wari, que ha sido descrito minuciosamente en el libro “Mujer, poder y riqueza. La tumba de élite femenina Wari del Castillo de Huarmey”, de Patrycja Przadka-Giersz”, que fue comentado por su autora y la antropóloga Sofía Chacaltana Cortez entre otros especialistas, en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Conversamos con Sofía, profesora principal del departamento de Humanidades de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya e investigadora asociada al Museo Larco y al Field Museum de Historia Natural en Chicago.
Al referirse al libro, manifiesta que “este impresionante hallazgo hace que repensemos la historia de las mujeres, incluso de la categoría mujer y del poder en el Perú prehispánico o antiguo”.
“En las épocas Wari, Mochica y otras, había diversas élites y una estratificación social. Las mujeres, por tanto, respondían a una conducta de clases, diferente una de otra. Incluso, hubo mujeres guerreras como lo demuestran las estatuillas de metal encontradas en Piquillacta, provincia de Quispicanchis (Cusco)”.
“Si nos referimos a las mujeres Wari, parece que esta dirigencia recaía por clanes, y los restos encontrados pertenecen a mujeres de segunda generación, migrantes y mestizas, pues provenían de clanes costeros y de la sierra y con diferentes grados de parentesco. La señora principal, que era de mayor edad, ostentaba orejeras mayores que las otras. Se creía que tenían el mismo estatus que las acllas y demostraban su poder a través del tejido, una importante actividad, pues fue utilizado como ofrenda a las divinidades”.
“Las mujeres que formaban parte del linaje tenían poder, como lo demuestra Inés Huaylas, hija de Huayna Cápac, quien estableció un vínculo matrimonial no oficial con Francisco Pizarro. Cuando se dio el cerco de Lima por Manco Inca, ella, por haber establecido un parentesco con los Pizarro a través de esa unión (el conquistador no se casó con ella), apoyó a los españoles logrando vencer al Inca alzado. En excavaciones realizadas por Ate se han descubierto más de dos mil esqueletos que corresponden a los soldados de ambos bandos en el que también intervinieron muchas mujeres”.
Ellos, los wari
El cementerio más grande de esta cultura se encuentra al noroeste de Ayacucho y el complejo arqueológico de este estado panandino, demuestra que fue la primera urbe laica, pues tanto Tiahuanaco como Chan Chan y Cusco, tenían connotaciones religiosas.
¿Cuándo adquirieron poder estas mujeres? “Cuando la sociedad entró en crisis por problemas derivados del Fenómeno del Niño, ellas a través del tejido (hilaban hilos muy delgados con el piruro denominado p’uska en quechua) creando poder para sí mismas y para su comunidad porque cualquiera no podía tejer los trajes para las ofrendas”.
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