Respuestas
Respuesta:Mario Benedetti — un autor que casi siempre fallaba a la hora de armar sus estructuras narrativas y que solía tocar la entraña del gran público con personajes cursis y demasiado esquemáticos— es el escritor uruguayo más reconocido fuera de su país.
Decididamente, Mario Benedetti (1920- 2009) no fue un gran lírico. Sus poemas —en donde muchos de sus seguidores han pretendido ver asuntos trascendentales—, en realidad, son objetos livianos que jamás se animan a penetrar en las cuencas del alma ni a adentrarse en los recovecos del pensamiento.
De La víspera indeleble —su poemario inaugural— a Testigo de uno mismo —su último volumen de poemas—, nos encontramos con piezas inocuas que navegan por las plácidas corrientes de la superficialidad. El lector podría atarearse buscando formas arriesgadas o símbolos renovadores. No existe nada de eso en la obra de este escritor uruguayo. Sus metáforas, que utilizaba a cuenta gotas, siempre fueron austeras.
El autor de la novela Quién de nosotros, quizá su libro más descollante, prefería utilizar el lenguaje cotidiano y entenderse con sus lectores a través de la comunicación coloquial.
Sus piezas, que son pequeños artefactos desnudos de oropel, se basan en la utilización de enunciados cortos que, una y otra vez, apelan al efectismo. Sus frases, que contienen sus pequeños dardos de melodrama y sentimentalismo, a la distancia ya sólo son capaces de asombrar a los lectores novatos.
A Benedetti jamás le interesaron los esquemas métricos, y lo más que hizo fue utilizar una o dos rimas de repertorio para ir forzando la armonía. Aunque sus piezas observan buena consonancia y simetría estructural, lo cierto es que adolecen de cadencia.
Explicación: