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Respuesta:
1.- El siglo XX ha sido el siglo de las mujeres y de su revolución cuasi-silenciosa. Una revolución incruenta que no encaja con la mítica masculina de las revoluciones, ni con la épica heroica que se les presupone. La incorporación de las mujeres a la esfera pública y a la política ha significado que la democracia, por fin, hiciera honor a su nombre y a su vocación universalista. No obstante, la exclusión política, social y económica de las mujeres y las relaciones de desigualdad entre sexos persisten en la mayoría de los escenarios sociales y son el caballo de batalla del feminismo como movimiento cívico, como teoría política y como análisis interseccional de las opresiones.
2.- El siglo XXI debería ser decisivo para el avance histórico del feminismo en su búsqueda de una sociedad igualitaria. La magnitud de los enemigos a enfrentar no parece nimia en estos tiempos de ascenso de una ultraderecha misógina que aspira a la hegemonía global. Tal emergencia es una consecuencia reactiva a los impactos del neoliberalismo que ha generado una precarización de la vida que afecta a las mayorías sociales en prácticamente todos los países del planeta. En Europa, Norteamérica y otras partes favorecidas del mundo las últimas décadas han supuesto el desplome de las clases medias una vez que el capitalismo organizado, que incluía políticas de bienestar, está siendo desmantelado. Desde la llamada crisis del 2008 este proceso de erosión de lo público se ha acelerado ampliando la pobreza y la exclusión social de grandes sectores en los que las mujeres y los niños/as están sobrerrepresentados.
3.- Ante la crisis política de la socialdemocracia, vinculada a su cooptación por el neoliberalismo y a la renuncia a sus propias tradiciones igualitaristas, y de las llamadas izquierdas alternativas, pero, por el momento, incapaces de generar una agenda política coherente -, el feminismo es un movimiento transnacionalizado con una agenda clara. Efectivamente, existen zonas de disensos, pero, asimismo, existen sólidos consensos que han exigido los derechos humanos de las mujeres, la justicia social y la radicalización de la democracia en un sentido igualitarista.
4.- El feminismo es hoy, en suma, el vigilante y el guardián de los derechos humanos en un contexto de denuncia de los feminicidios y de la violencia de género a la vez que debe reactivar su veta antibelicista ante los actuales procesos de militarización y paramilitarización vigentes en grandes territorios del planeta. Es, pues, necesario rehabilitar el vínculo entre feminismo y pacifismo, relación que alumbra una genealogía que habilita a las mujeres como “constructoras de paz” en numerosos conflictos a lo largo los siglos.
5.- Como estos últimos meses demuestran, el feminismo es un movimiento con capacidad de movilizarse ante la ultraderecha. Algunos ejemplos señeros son los de EEUU, Argentina, Polonia… La movilización en España en 2014 –el llamado Tren de la Libertad- contra la restricción al aborto, se saldó con un triunfo y pertenece a este tipo de movilizaciones defensivas.
Explicación:
cinco por que no.
espero que te sea de gran ayuda, no se te olviden mis estrellas, el gracias y si quieres marcarla como mejor respuesta:D SALUDOS!!!