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Lo primero y fundamental aunque parezca obvio, es respetar y ser responsable de nuestra vida. Dado que sin ello, no es posible la existencia.
En segundo lugar, luego de valorar nuestra vida, debemos valorar la necesidad de capacitarse para desempeñar el papel social responsable y respetuoso, que nos permite vincular y relacionarnos con todas las demás personas y elementos que existen en el universo en el hemos sido creados.
Para valorar nuestra necesidad de desempeñar un papel eficiente, eficaz y creativo en el medio social, existen dos medios posibles.
Uno, el de instruirnos y educarnos, que hasta la actualidad estamos desarrollando y empleando mediante nuestro sensorio y nuestro intelecto. Con esta preparación y todas sus variantes se origina la cultura.
Con esa preparación se va logrando de manera idónea, competir para ser mejores actores en las diferentes actividades de la vida social. Sea en el papel de pareja, de familia, de actividades laborales, culturales, deportivas, religiosas, políticas, pedagógicas, etc.
Ello nos impulsa a una continua lucha para lograr prestigio, poder y fortuna y ser parte de la actual sociedad anónima de consumo masivo.
Pero si bien esta instrucción y educación nos prepara para la vida competitiva de relación con el medio social, resulta insuficiente para capacitarnos y responder a la constante demanda, de una realidad que en su continuo dinamismo, nos habilite para una evolución de la humanidad de la que somos parte.
Para capacitarnos de manera integral conciente, respetuosa y responsable, se necesita el conocimiento del papel que desempeñan las tres capacidades que movilizan las energías de vida que empleamos para vivir.
Ello requiere el conocimiento, desarrollo y empleo en primer lugar de la capacidad sensible. Esta es la primera capacidad, que desde la creación de nuevo individuo en el universo, rige el movimiento de la infinita energía de vida durante su gestación y hace posible su nacimiento.
Pero sucede que la capacidad sensible, emplea energías esenciales, no concientes por lo cual no son voluntarias, ni se pueden aprender medir su necesidad en cada instante de la existencia.
Las energías en esta etapa sensible previa al nacimiento, están relacionadas con:
I) las variantes de los estados emocionales y su equivalente relación con el funcionamiento del sistema nervioso autónomo o vegetativo, es decir estas energías no son empleadas por el sistema nervioso de la vida de relación con el medio social.
Las variantes emocionales y el sistema nervioso autónomo, tiene un papel especial en el proceso de estrés que afecta al organismo humano.
II) El otro elemento lo constituye el instinto de conservación del género humano. Su primer papel es el de armonizar el funcionamiento de la energía de vida necesario para la creación del individuo y su posibilidad de existir durante su evolución. Pero la cultura, luego del nacimiento le impulsa a emplear esas energías en atacar, defenderse o huir de las circunstancias que hacen peligrar su vida. Esto origina la sociedad competitiva actual.
III) El tercer elemento que emplea la capacidad sensible, es la capacidad afectiva, que a partir de la creación del individuo, durante la gestación y hasta el nacimiento tiene como función imprescindible la de vincular a todos los elementos de la estructura orgánica del mismo y relacionar el funcionamiento de todas y cada una de sus partes para vivir.
Debemos aclarar que, tanto la capacidad sensible como los elementos que emplea, hasta el nacimiento, luego de ello, pasan a un plano oculto e inconsciente, y comienza el accionar de la capacidad sensorial y de la intelectual que vinculan este mundo interior desconocido con el mundo exterior social conciente.
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