por qué dedica su vida a la caridad y ayuda a los !as pobres ?
estamos hablando de San Vicente de Paúl
Respuestas
Respuesta:.
Vicente, tributario de la escuela francesa, concibe al sacerdote como el hombre del culto, que tiene que ser santo para tratar las cosas santas. El sacerdocio es una participación del sacerdocio del Hijo de Dios enmarcado en grandeza y dignidad. Pero la experiencia del servicio a Cristo en la persona de los pobres, sobre todo a partir de Gannes-Folleville y de Chatillon-les-Dombes, lleva al Señor Vicente a encontrar otra línea teológica enraizada en la encarnación del Hijo de Dios, en la que el ministerio y el servicio, la caridad y la abnegación están por encima de la dignidad. Para Vicente la grandeza y dignidad de su sacerdocio está, en definitiva, en la caridad efectiva a favor de los necesitados: «Ir a Dios es servir a los pobres». Eso se lo enseñó su fe y su experiencia.
Cuando Vicente se vacía de sí mismo y se deja invadir por Dios, empieza a ver el mundo de manera diferente de como lo había vista hasta entonces. Adquiere el sentido evangélico del pobre.
Vicente voltea la medalla y, a la luz de la fe, contempla a los pobres como iconos de Jesucristo, imágenes del Señor «que ha querido ser pobre y que se nos manifiesta por los pobres…». El pobre está en Cristo y Cristo está en los pobres. Los pobres son el lugar privilegiado para el encuentro con Dios y con Jesucristo. En el sacramento del pobre, Cristo nos interpela y nos cuestiona. El camino de Dios, para Vicente, pasa necesariamente por el hombre hambriento de justicia, de solidaridad, que reclama ser tratado con dignidad.
Vicente, desde su fe y experiencia y a la luz de la encarnación del Hijo de Dios, descubre un nuevo sentido del pobre. Y gracias a esa experiencia evangélica del pobre como sacramento de Cristo, vive una espiritualidad sacerdotal de unión con Dios, centrada no en la contemplación y adoración, ni en dignidades y privilegios sino en el servicio personal al necesitado, en el compromiso social, en la caridad efectiva.
La experiencia del pobre se vuelve primordial en su ministerio sacerdotal y en ella encuentra el sentido de su sacerdocio y de su vida: seguir a Jesucristo evangelizador de los pobres, servir a Jesucristo en la persona de los pobres. Este descubrimiento le lleva a constatar que «el pobre pueblo se muere de hambre y se condena» y dedica toda su vida a remediar estas miserias mediante una evangelización que hoy llamaríamos liberadora, de promoción integral. Desde entonces los pobres son para Vicente «su peso y su dolor».
Vicente misionero de los pobres, lleva un mensaje de liberación, el mismo que Jesús proclamó en Nazaret1, pero también es el buen samaritano2 que se acercó a los heridos por tantas injusticias de la sociedad, para darles, juntamente con los remedios corporales, el cariño de su corazón y la esperanza cristiana. Vicente quiere «hacer efectivo el evangelio», preocupándose por el cuerpo y por el alma.
Vicente practica y pide que se realice esta obra con amor, pues «hemos sido escogidos por Dios como instrumentos de su caridad inmensa y paternal, que desea reinar y ensancharse en las almas»3. Y es un trabajo que hay que hacer siempre, pues «la caridad no puede permanecer ociosa, sino que nos mueve a la salvación y al consuelo de los demás»4. «Es cierto que yo he sido enviado, no sólo para amar a Dios, sino para hacerlo amar»5.
La evangelización que Vicente practica abarca la totalidad de la persona, «de modo que, si hay algunos entre nosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás6 Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que nuestro Señor practicó y tienen que practicar los que lo representan en la tierra, por su cargo y por su carácter, como son los sacerdotes. Y he oído decir que lo que ayudaba a los obispos a hacerse santos era la limosna»7.
Vicente no hacía otra cosa que seguir el ejemplo de Jesucristo, que se preocupó por todo el hombre y todos los hombres. No sólo predicaba y enseñaba, sino que daba de comer y curaba a los enfermos y defendía por encima de todo, aun del sábado, la dignidad de la persona humana.
Explicación: