¿Qué aspectos se encuentra en la película en los que no estoy de acuerdo o no son suficientes claro? de la pelicula el valor de la promesa
Respuestas
Respuesta:
Reconocemos que detrás del ser joven hay un legado en sus nuevas condiciones
y maneras de relacionarse consigo mismo, con el otro y con lo otro. Y frente
a esta realidad, le apostamos a una educación que reconozca las creencias
del estudiante y se enmarque “en este mundo, ni antes ni después, de aquello
que le pasa (…) al estudiante en el aquí y el ahora” (Skliar, 2012, p. 96); una
formación que los prepare para pensar y tener criterio propio en esta sociedad heterogénea donde todo está mediado por el espectáculo, el consumo,
lo superficial y lo fragmentado. En esta medida, somos “los educadores los
responsables de que los estudiantes jóvenes no lleguen a creer en todo aquello
que se les ofrece a ser creído, sino solamente en aquello que, para ellos a largo
plazo, resulta bueno (…)” (Brezinka, como se cita en Quintana, 2001, p. 160).
Después de tocar dos puntos centrales, las creencias y los jóvenes, es oportuno
ahora adentrarnos en lo medular del asunto: las implicaciones que tiene para
la docencia el conocer las creencias de nuestros estudiantes jóvenes. Para ello, he
determinado cinco rutas que se exponen a continuación.
PRIMERA RUTA: REAFIRMAR LA FUNCIÓN EDUCADORA
DE LA FAMILIA
Con este panorama de fondo, vale la pena reafirmar la responsabilidad formativa
que tiene la familia como agente de socialización. A ella se le han delegado la
orientación y trasmisión de valores, normas de comportamiento, estilos de
vida y, por supuesto, hacer que el hijo tome conciencia de sus derechos y sus
obligaciones como individuo (González- Anleo y González-Anleo, 2008). Su
función está centrada en mostrar, ejemplificar, inculcar y demandar modelos de
conducta que respondan al esquema de valores dominante de nuestra sociedad.
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¿Qué piensan, quieren y esperan los jóvenes de hoy?
El estudiante joven en su proceso de ingresar al mundo del adulto necesita
un marco de referencia que le ayude a definirse a sí mismo, a adquirir autonomía e identidad, y a ser reconocido por el grupo al cual pertenece. Él exige
del adulto-padre, en la convivencia familiar, “la aceptación de la separación y
la construcción de distancias (entre ellos) que no son de abandono sino de
reconocimiento a las diferencias” (Arbeijón Merchán, 2011, p. 61). Estar en
familia supone ser afectado y afectar, y en esa dinámica solamente se puede
pensar en que el otro siga siendo otro.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede afirmar que el equilibrio entre lo que
busca en la familia el joven para ser él —un modelo, afecto, educación— y la
función propia de la familia —enseñar a vivir— exige establecer una convivencia
mediada por tres aspectos: la solidez en la confianza, la comunicación abierta
y empática, y la autoridad firme y consistente. Detengamos en estos aspectos.
Establecer relaciones de confianza con los hijos en el seno familiar disminuye
las llamadas “conductas de confirmación y vigilancia” por las cuales optan los
padres para tener el control de sus hijos. “Los padres exigen confianza pero no
confían en nosotros” es una de las tantas voces de los estudiantes que ratifica que
el adulto no quiere aceptar que los jóvenes son capaces de adquirir una cuota de
responsabilidad en determinada situación. Por esta razón, la actitud de muchos de
los estudiantes jóvenes (hijos) rehúsa a comprometerse con nada ni con nadie.
Explicación: