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hola espero que te sirva
los árboles son santuarios quien quiera que sepa escucharlos experimentan la verdad.
El árbol se resiste con todo su ser orgulloso de tener sus raíces profundas y alzar su copa al cielo.nosotros deberíamos aprender de ello porque cada árbol que talas es una escalera al cielo que derribas.el hombre ha generado desde siempre.Los orígenes de la civilización existía una arboleda sagrada , intocable nisiquiera las tropas la destruian sus bosques son sagrados.
Respuesta:
En Chile existe un odio atávico, incomprensible, al árbol. La tala indiscriminada, la quema, el desamparo, la indiferencia de sus pobladores por los árboles no poseen parangón en la Tierra. Qué paradójico: Chile es pródigo en bosques milenarios únicos, de árboles de hoja perenne, y, no obstante, ni los pobladores ni las autoridades poseen conciencia del costo sagrado de sus quillayes, ñirres, peumos y araucarias. En nuestros propios campos es recurrente que se les ordene a los peones arrancar árboles que "incomodan", como si fueran maleza o mala hierba. Y abundan los pirómanos que gozan ocasionando todos los veranos incendios con diversos móviles, empero finalmente alimentados por el odio atávico al árbol.
Es más recurrente ver a burócratas municipales "gozando" de la tala de árboles que a burócratas municipales plantando árboles. "Los árboles son santuarios.
El árbol se resiste con todo su ser a ser convertido en mera cifra, en chip, y se yergue, orgulloso de tener las raíces en la tierra intensa y de alzar su copa al cielo. Nosotros mismos debiéramos aprender de ellos la interacción con la tierra, con las raíces, con el humus de dónde venimos y además con el cielo. Cada árbol que talas es una escalera al cielo que derribas. El ser humano ha venerado al árbol a partir de continuamente, convirtiéndolo en cada una de las civilizaciones en signo axial.
Allí permanecen el Árbol de la Vida, el Árbol del Entendimiento, el Árbol Mundial, el Árbol de la Iluminación del budismo. En Chile hacemos lo opuesto: lo primero que sacrificamos son nuestros propios árboles, víctimas propiciatorias y sacrificiales en el altar de nuestra pasmosa ignorancia e insensibilidad. ¿De dónde nos vendrá nuestro desprecio, nuestro "ninguneo" del árbol?
Leo "El legado de los árboles" de Fred Hagener, un análisis de los árboles relacionadas con las creencias comparadas, mitología y arqueología.
:)