Características de la religión católica y protestante en la segunda guerra mundial. Por favor es para hoy.
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Respuesta:Nazismo y cristianismo
Hitler y los líderes nazis hicieron uso tanto de la simbología cristiana como pagana en su propaganda dirigida al pueblo alemán, aunque todavía se debate si Hitler se consideraba creyente, pagano, ateo o de cualquier otra creencia. Algunos historiadores lo han descrito como ocultista, otros autores han hecho hincapié en extractos con referencias cristianas y algunos de sus colaboradores o allegados han señalado incluso comentarios escépticos y hostiles a la religión por parte del Führer. (Ver Opiniones religiosas de Adolf Hitler).
El nacionalsocialismo dirigió su odio especialmente contra los judíos en términos raciales, pero también hubo una persecución religiosa contra cristianos: católicos, protestantes, testigos de Jehová y otras clases de clero, teólogos u organizaciones religiosas que se oponían al nacionalsocialismo. Muchos de ellos opusieron resistencia. Destaca el caso de la Iglesia Confesante, el Círculo de Kreisau, la Rosa Blanca y los líderes luteranos Dietrich Bonhoeffer y Martin Niemöller, entre otros.
La jerarquía católica alemana estaba dividida: algunos obispos, como el cardenal Adolf Bertram (aparte también del mismo nuncio papal en Alemania Cesare Orsenigo), pensaban que para evitar persecuciones era mejor contemporizar con el régimen, (enviando inclusive en 1939 felicitaciones con motivo del 50 cumpleaños de Hitler);1 mientras que otros, como el futuro cardenal Clemens August von Galen, el obispo Konrad von Preysing, o el arzobispo Josef Frings adoptaron una protesta abierta y enérgica desde sus púlpitos contra el nazismo.2 Los obispos encargaron una publicación, un catecismo, contra el escrito de Rosenberg.
Durante su trayectoria política, Hitler mantuvo una posición pública de reconocimiento oficial a la Iglesia católica. Sin embargo, Allan Bullock afirmó que, a nivel privado y personal, se había vuelto hostil a sus enseñanzas.3 Una vez que obtuvo su cargo político, Hitler accedió a firmar el Reichskonkordat con la Iglesia católica el 20 de julio de 1933, pero casi inmediatamente después de firmar el concordato, disolvió la Liga de la Juventud Católica y decretó una ley de esterilización que conmocionó a la comunidad religiosa. De igual forma, se ha señalado que durante la purga del 30 de junio de 1934, se ordenó el asesinato de Erich Klausener, dirigente de la Acción Católica, y en los años siguientes se incrementó el número de arrestos de clérigos, sacerdotes y monjas.4
En su carta encíclica del 14 de marzo de 1937, Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación) de Pío XI,5 (en cuya redacción participó el cardenal Pacelli),6 el pontífice acusó al gobierno nazi de "sembrar la cizaña de la sospecha, la discordia, el odio, la calumnia, de secreto y la abierta hostilidad fundamental en contra de Cristo y de su Iglesia." 74 El documento comenzó a ser leído en algunas iglesias alemanas, y como reacción, Hitler mandó a la Gestapo que esto se impidiera.8